El montserratí, castillos y torres medievales de defensa y vigilancia


Castillo de los Castellvell, señores feudales de la zona que rodea Montserrat

En un artículo anterior nos referimos al “montserratí”[1] o área que rodea Montserrat con municipios de diferentes comarcas que están vinculados a esta formación rocosa, sea geográfica, histórica o culturalmente.

Es algo que comprobamos sobre el terreno con la observación des de diferentes posiciones de la silueta “serrada” de esta montaña emblemática que, aunque pudiéramos considerarla una unidad, siempre estuvo dividida, al menos desde que tenemos documentación (alrededor del año 1000).

La zona central de Cataluña: Bages,sur de Osona y del Berguedà, quedó separada de la Gòtia tras la revuelta antifranca (826-827) protagonizada por Aissó y Guillem con el apoyo de tropas sarracenas, partidarios de Berà. Bernat de Septimània, esposo de Duoda y conde de Barcelona entre los años 826 y 832 sofocó la rebelión ganando prebendas con ello, aunque posteriormente sería destituido por intrigas de la corte. Recuperaría su título y sus bienes entre 835 y el 844, cuando moriría decapitado por traición.

Torrota de Vacarisses

La zona estuvo fuera del dominio franco ya que tras la muerte de Ludovico Pío el Imperio queda fragmentado entre sus tres hijos, reinando finalmente Carlos el Calvo (-877) en Occitania. Su conquista representará la posibilidad de ampliar las fronteras hacia el Penedès y hacia La Segarra-Urgel.

Es un área donde abundan los topónimos de origen árabe, como el de “guardia” o “guardiola” (torre de defensa) o el de “cirera”, que significa “luminaria” y señala a las torres de vigilancia y comunicación que encontramos en la cima de montículos, también denominados faros o talayas, un sistema de señales muy necesario en una población tan dispersa.

El castillo de Sacama y la iglesia de St. Pere a Olesa de Montserrat

La arqueología y la toponimia dan muestras de la continuidad de los hábitats, así como de los nuevos establecimientos que progresivamente irán buscando zonas bien irrigadas (como las que responden al topónimo “Palau”[2] de origen musulmán) y comunicadas, dejando atrás aquellos montículos de difícil acceso y fácil vigilancia donde se instalaban castillos y torres.

En las vías que rodean Montserrat, siguiendo los cursos del Llobregat y el Anoia, encontramos fortificaciones desde donde se podría vigilar y controlar el comercio y los impuestos. El mismo fin que tenían los romanos cuando utilizaron la fuerza de los esclavos para construir caminos.

Castellolí, en l’Anoia, un puesto importante de vigilancia y defensa.

Entrado ya el siglo XI encontramos mayor presencia de iglesias que responden a la nueva organización en parroquias y “sagreras”, aunque hay algunas ermitas muy antiguas (alrededor siglo V) que apuntan a una vida monástica con la que se implantó el primer cristianismo que aquí nos llegó desde Oriente a través del norte de África.

De algunas de estas edificaciones sólo quedan sus ruinas o sus nombres (ya que fueron muy transformadas). Veremos algunos ejemplos.

En el norte de Montserrat tenemos castillos como el de Castellbell (feudales que dominaron la zona), el de Castellet (St. Vicenç) o el de Castellgalí, con nombres que ya indican la función de sus orígenes.

Murallas de los restos del castillo de Castellgalí

Entre 889-890 los reyes francos dieron los derechos fiscales de Manresa al obispo de St. Pere de Vic que cederá en 925 al monasterio de Ripoll los diezmos de St. Pere de Vilamarics (“villa Milech” o “Mèlik”) construida sobre una villa romana entre St. Vicente de Castellet, Castellbell y Marganell. Aquí vemos como una propiedad de probable origen musulmán se convierte en una iglesia.

Restos de la iglesia de St. Pere de Vilamarics o «vila Mèlik»

En 951 el papa confirma al monasterio de Ripoll las propiedades de Manresa con sus monesteriolos. Pese a que ya eran pequeños cenobios, Ripoll las tendrá como simples propiedades agrarias. El monasterio de Sta. Cecília (Marganell), más antiguo que el de Montserrat, recibe más donaciones de los fieles. Cesáreo (-981), primer abad reconocido, compró el 942 a su tía Druda y a su primo, Ansulf, por diez onzas de oro, un alodio en el castillo de Marro, más adelante representará uno de los tres intentos de independencia respecto del arzobispado de Narbona. Los litigios entre el abad Oliba de Ripoll y Sta. Cecília por el control de la montaña de Montserrat fueron frecuentes, lo que parece responder a diferencias entre el norte carolingio y estas áreas con mayor presencia musulmana e hispano-goda en las que se dieron intentos de entendimiento (como el “adopcionismo” que promulgaba Félix de Urgel) que serían cercenados.  

El castillo de “Marro”, junto con el de Otger, citado junto a una capilla de Sta. Magdalena en un documento de 1042, son algunos de los primeros mencionados y de los cuales sólo sobrevive el de la Guardia de Collbató que, como el de Bonifacio o de la Guardia del Bruc (del que sólo quedan ruinas junto a los restos de la ermita de “St. Pau Vell”) quedó bajo el obispado y los vizcondes de Barcelona, con sus propios litigios.

Castell de «Guàrdia» de Collbató, uno de los que aún perduran, bajo la mitra de Barcelona

En esta zona sur (la parte norte del Baix Llobregat) encontramos numerosas fortificaciones como el castillo de Sacama (Olesa, con la capilla de St. Pere), los de Espadas y Esparraguera, citados ambos en 985 cuando son entregados a St. Pere de Vic, el de St. Jaume de Castellví de Rosanes (los poderosos feudales de la zona), el de Rosanes en Martorell (así denominado por las arcillas rojizas del Llobregat) o el de Abrera o “Voltrerà” (que significa “cerca del agua”).

Montserrat des del castillo de Rosanes de los poderosos Castellví. Foto: Martí Porterias

Ya en el Alt Penedès, tenemos el de Gelida y en l’Anoia otros varios como el Castell de Cabrera (d’Anoia), el de Masquefa (junto a la capilla de St. Pere), el de Castellolí y, más alejados, los de Piera o el de Ódena. Es en esta zona, cerca de las vías desde las que se amplían las fronteras, donde encontraremos un mayor número de fortificaciones que merecen un estudio propio.

Montserrat des del castillo de Gelida (Anoia)

[1] https://historiasdebellvitge.wordpress.com/2024/02/28/mes-lluny-o-mes-a-prop-montserrat-a-prop/

[2] En St. Andreu de la Barca (o de “aigüestosses”) hay una zona así denominada.

Maria Àngels García-Carpintero, L’Hospitalet, 16-03-2024

A quienes aman la historia y el patrimonio

Todas las fotos, excepto la que hemos indicado el autor, son de Ramón Solé y de la autora

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