
El “Castrum Octavianum”, a ocho miliarios de Barcelona, era un asentamiento romano donde, según la tradición, murieron martirizados en el 304 Cugat, Sever, Juliana y Sempronia levantándose, entre los siglos V-VI, un lugar de culto que se convertiría en un lugar de peregrinación. Poco más sabemos hasta que queda bajo la Sede de Barcelona en el 878, cuando los francos conceden al obispo Frodoí el monasterio de St. Cugat que contará con el apoyo de los condes de Barcelona-Girona-Osona.
St. Cugat se convertirá en el brazo ejecutor de la Canónica eliminando todo vestigio de la anterior liturgia visigótica o mozárabe y reorganizando los territorios del Llobregat, el Penedés y el Vallés bajo el nuevo sello eclesial. Sus monjes empuñan la cruz, la pluma, con el uso del latín y la preponderancia del título escrito sobre los antiguos pactos orales y la espada, si conviene. Entre los siglos X-XII, será el principal señor feudal de ocho castillos-fortaleza y de cinco torres de vigilancia en la frontera: Bajo Llobregat (Castelldefels), Penedès y Anoia.[1]

Guifré Borrell o Guifré II concede en 904 privilegios al monasterio, de acuerdo con Teuderic, obispo de Barcelona entre 904 y 937. Guifré da a St. Cugat la iglesia de la Sta. Cruz (Cervelló) y confirma otras propiedades en los condados de Barcelona, Girona y Osona. Teuderic por su parte, concede los diezmos, el derecho de dar sepultura y las iglesias de St. Silvestre y Sta. Leda (Vallirana). Teuderic, procedente de Vic,adquiere bienes en la ciudad de Barcelona y en el Vallés. En 940 su sobrino Ermenir con su hermano Sendred y su esposa Transgoncia permutan con el obispo sucesor, Guilarà (937-959),todo lo que su tío había comprado en Barcelona, incluyendo lo que tenía en Aqualonga (Valldoreix), en el “Castillo” de Terrassa y en Caldes a cambio de la mitad de lo que Teuderic legó a la Sede en Cabrera (Collsacabra).[2]
St. Cugat será el señor de las tierras que consigue gracias a las concesiones de condes y obispos y ratificadas por los reyes francos y papas, a las “donaciones” de propietarios que pasan a ser usufructuarios, a las transacciones que establece con quienes realizan mejoras técnicas o a los expolios que realiza mediante una documentación escrita que la otra parte no posee.
En 942 se celebra un juicio en el monasterio de St. Cugat presidido por su abad. Un tal Gustrimir, en nombre de su hijo Sendred, acusa a Escolástica de retener un viñedo en Cercedol o Cercitulo (el sitio de Collserola donde podemos observar las ruinas de St. Vicenç del Bosc). Ella se defiende diciendo que la tenía en nombre de su señor Riquer, difunto, pero al no poder demostrarlo con escrituras, es obligada a evacuar.[3]

En el siglo X encontramos grupos familiares que plantan en común. El 965 Juan y Rogada dan a St. Cugat tierras en Aqualonga, Valldoreix, en Llacera (primera mención a esta capilla de St. Cugat) (Mas, SC, LXVII-LXVIII).
Aunque el término Aqualonga es muy frecuente en el s. X, la iglesia de St. Cebrià de Valldoreix no aparecerá como parroquia hasta su consagración en 1046. En el siglo X hará las funciones de parroquia la ermita de St. Vicenç de Cercedol o Cercitulo (después St. Vicenç de Vallarec o del Bosc), como veremos.
Tras la razia de Almanzor (985), con la que encontraron la muerte los monjes (excepto uno que huyó con la documentación, según la tradición), St. Cugat recibe un precepto del rey franco que le confirma sus ya numerosísimos bienes en el Vallés Oriental y en el Occidental, así como en las zonas fronterizas. Estos bienes consistían en tierras con dependencias agrarias, animales, útiles, molinos, iglesias y fortalezas. Las tierras podían ser cultivadas o yermas, utilizadas como pasto o para la renovación de los cultivos.
El rey les concede la inmunidad y el derecho de elección de su propio abad, convirtiéndose, así, en un poderoso señor feudal que vive de numerosas y pródigas rentas. Ya en el siglo XI ese inmenso patrimonio comportará la posesión de un aparato militar y judicial propio. St. Cugat siempre gana los pleitos.

Las “donaciones”, para quedarse en la propia tierra o para ser enterrados a sagrado, aumentan. En 985 Spanla da en usufructo casa, corral, tierra, huerto y viñedos en Magerova (St. Cugat del Vallès) y un campo en Pozolls (“Puteolos”, Can Costa, Cerdanyola). Ricard y Flavia dan tierras que habían sido de Castellano y de Gonter en “Fero” (faro o torre en Cerdanyola). Guadamir, Pere, Pulcra, Sendred y Cusca, tierra y viñas en Cercedol, Valldoreix siguiendo las disposiciones de Adalà, cuando fue a Barcelona, “donde murió cuando esta fue destruida por los sarracenos” (Mas, SC, CLII, CLIII y CLVI).
La presencia de mujeres “solas” (que actúan en su propio nombre) es frecuente en los documentos del siglo X. Encontramos varias en esta zona, algunas con el apelativo de “Deovota” o “Deodicada” y cercanas al monasterio de St. Pere de les Puel·les de Barcelona que necesitó más tiempo para rehacerse.
Las encontramos en los accesos a la “Fonte Calciata” (St. Llorenç de Font Calçada), cerca del torrente de Can Cabassa en la vía que iba de Sabadell a Martorell, donde se encontraron restos de una villa romana, también en Cercedol, en el valle Vidraria (Vallvidrera) y “ipsas Canales” (Castell de Canals).

Pero St. Cugat se hará el mayor propietario de esta zona cercana a su término. En 986 Mir y Escolástica venden al abad de St. Cugat y obispo de Girona, Ot, tierra con casas, corral y árboles en el término de Aqualonga, junto a St. Pere de Rubí (Mas, LA, 83). En 987 Luvilo da a St. Cugat parte de su alodio de viña y tierra en Aqualonga, en el lugar conocido como Llaceres. En 990 los albaceas de Luvilo dan una parellada de tierra en “el prado”, en Aqualonga, En los límites encontramos a Llobeta y sus hijos y a Ermesinda y los suyos (Mas, SC, MCCXLI y CCXXV). “El prado” sin más apelativos remite a un lugar de uso comunal que, en manos de los poderosos feudales, como St. Cugat, dejará de serlo.
En 987 Marraziano permutó con St. Cugat tierras, casas y viñas que compró a Ermengarda, en cuyos límites se recuerda a Filmera, Barcelona, femina y Filicite o Filicie, difuntas, nombres que apuntan a la existencia de una comunidad femenina. En 988 Petrone, clérigo, da tierra a St. Cugat en Aqualonga, que limita con St. Pere (de les Puel·les).Simplicia, con sus hijos Madeix (subdiácono), Ausizia, Dazilo y Bonuç, vende a St. Cugat tierra en Cercedol, en el lugar de “les Corts” (que debía ser otro bien comunal). Berica (hombre) y Igilo (mujer) dan en Cercedol y Aqualonga. (Mas, SC, CLXXVI, CLXXXIV, CXCIV y CXCVI).
En 991 los albaceas de Suñer dan a St. Cugat tierra en Campanyà (primera mención de Sta. María de Campanyà). Suñer y su mujer, Estudia, permutan con St. Cugat tres tierras de Aqualonga en Campanyà, el valle del río Seco y el monte de Rimila y “el prado” con la fuente de Petro, en cuyos límites volvemos a encontrar en Llobeta y sus hijos (Mas, SC, CXXXI y CCXXXIII).

El monasterio femenino cederá (por necesidad y/o presión) parte de su dominio a St. Cugat en 993, cuando Adelaida “Bonafilla”, con las hermanas Deovotas Ermetruit, Agudància, Ermelle y Quintol, permuta con St. Cugat tierras en Aqualonga por tierra en Provençals (Mas, SC, CCLVI).
En 995 Revella, viuda de Flavi (un guerrero), da la tercera parte de lo que su esposo le legó en Aqualonga y en Cercitulo. Nefridi y su mujer, Casta, dan tierras, viñedos, casas y árboles en el canal que limitan con tierras del mismo monasterio, con la vía pública, con el río Rubio y con alodios del veguer Seniofred de Rubí. El 996 Engoncia vende a St. Cugat una tierra en el término de Aqualonga que limita por todas partes con propiedades de St. Cugat excepto por el canal que va a los molinos (Mas, SC, CCLXVIII, CCLXX y CCLXXI).
La iglesia de St. Cebrià de Valldoreix se constituirá en parroquia en 1046. La primera parroquia de Valldoreix fue St. Vicenç de Vallarec o del Bosc, así se cita en 999 cuando Cixela (hombre) con Ermengola y Ermetruit permutan con St. Cugat unas viñas en Cercedol, en cuyos límites encontramos a Ermengarda Deodicada (Mas, SC, CCCII). Aquí vemos claramente cómo una ermita que hacía de parroquia y en cuyo entorno las mujeres tenían un papel destacado, acaba siendo absorbida por la iglesia patriarcal, desapareciendo sus nombres de la historia.

Maria Àngels García-Carpintero, Terrassa, julio, 2024
A las mujeres de la historia cuyos nombres han sido obviados.
[1] Salrach, J. M. (1992) “Formació, organització i defensa del domini de St. Cugat en els segles X-XII”
[2] Feliu, Gaspar (1971) El dominio territorial de la Sede de Barcelona (800-1010). Tesis UB, I: obra y II: documentación, n. 4, 5, 6 y 12.
[3] Salrach, J. M. i Montagut, T. (dir.) (2018). Justícia i resolució de conflictes a la Catalunya Medieval, segles IX-XI. FN. Textos jurídics, 2, plet n. 71