El caballero románico de St. Pau de El Prat, las trovadoras y el amor cortés.

La figura romànica de St. Pau de El Prat

De la ermita de Bellvitge, del siglo XI como mínimo, no se conoce la advocación hasta la de la marededéu de Bellvitge (siglo XIII), es probable que anteriormente fuera la de St. Pere, ya que se encontraba equidistante de la desaparecida ermita de St. Pau, de la que sólo nos queda una pequeña y bellísima talla y sabemos que, siempre que hay un St. Pau, hay un St. Pere.

En el s. XII en Occitania y en el Norte de Italia se inicia el tiempo del “amor cortes” el de los cantos a un amor que pretende domesticar al caballero que lleva a su amada en el pecho y va a librar batallas. Nos ha llegado algo en forma de poemas y romances, pero también en cartas y leyendas. Las trovadoras escribían sobre las buenas maneras del amor y los desasosiegos del desamor en lengua vernácula que las juglaresas contaban y cantaban. La cultura trovadora, en la que la mujer es compositora, protagonista y actuante será perseguida por la Iglesia Católica con la primera cruzada contra cátaros y albigenses.

Uno de los libros donde se pueden encontrar textos escritos por trovadoras

Se ha dicho que ese “amor cortés” nos ha hecho más mal que bien a las mujeres y puede ser que así haya sido debido a la degeneración que sufren las ideas y su lenguaje, pero en aquel momento las mujeres enseñaban con sus historias y cantos unas maneras de comportarse mejor, ellas empezaron a loar ese amor que busca el consentimiento (en la lengua de oc, “oc” -lengua o patria-, significa “sí”). El desprestigio actual es una visión sesgada y tergiversada, corresponde a relatos y desviaciones misóginas que se dieron en el gótico cuando se elevó a la virgen-madre a los altares proponiendo un modelo con el que se pretendía controlar el cuerpo de la mujer y ante el que se podía elegir únicamente entre ser virgen o ser madre.

Son pocos los cantos que nos quedan de aquella época, pero los romances que reivindican el amor y cantan las gestas, incluyendo sus pérdidas, tienen mucha fuerza, como el de “la doncella guerrera” (de Aragón) en la que una hija hace el papel del caballero para contentar al padre. En estos escritos laicos, que no necesitaban el permiso de la iglesia, la mujer se expresa con más confianza y seguridad, como la que debían mostrar conversando en sus propios círculos.

Las trovadoras, espacios libres de mujeres

Algunas de las canciones trovadorescas fueron recogidas en los monasterios, la separación entre profano y religioso no existía y algunas de las poesías del amor cortés son auténticos cantos a una espiritualidad inspirada en los valores que nos conectan y nos relacionan, aunque la Iglesia oficial no lo reconozca.

El románico es un arte hecho a la medida humana, un arte conciso que enseña mediante imágenes con volúmenes que alcanzamos a ver con la mirada, que se nutre de la recitación y los cantos a la naturaleza y a la vida transmitidos de madres a hijas, recreados entre hermanas, rítmicamente bailados.

Ermita de Bellvitge, años 50. Esta ermita dista de la de Provenzana, como la de St. Pau de el Prat, destruida por las riadas, distaba de St. Boi. Dos ermitas gemelas que podrían tener las advocaciones de St. Pau i St. Pere (siempre juntas)

Del tiempo del románico es la ermita de St. Pau de El Prat que estaría anexa al mas de St. Pau, mencionado en 1283. Barceló Vidal es el primer masover-ermitaño documentado. La capilla aparece, como tal, en 1371 en el testamento de Pere de Viader (la familia Viader es una de las más estables de El Prat). La casa-ermita estaba situada en el Prat de St. Boi, siendo sufragaria de este municipio. Fue destruida a final del siglo XVI y ya no se reconstruyó, aunque quedó el topónimo en el “Camp de St. Pau” (1889).[1]

La parroquia de “St. Petri de ipso Prat” que se menciona en 1083 y 1086 en los testamentos de Eimerud y de su esposo, el levita Ramón Mir y que Montserrat Pagès propone (junto a otra noticia de 1010 que claramente es un error) como antecedente de la de El Prat del Llobregat[2] no parece ser la del Delta. Por una parte, la mención de “el prado”, como lugar común, es habitual y la encontramos en diversos lugares. Por otro lado, en el documento de 1086 se habla de “St. Petri ipso Prat” o de St. Martí y esta doble advocación parece apuntar a algún castillo de frontera, como St. Martí Sarroca, donde se jura el testamento, con la iglesia de St. Pere de la Torre Vernet y la capilla de St. Joan Lledó, antiguamente de St. Martí; el de St. Martí de Tous, con la ermita de St. Pere d’Erm o cualquier otro lugar con esta doble advocación. En Cardedeu había una ermita denominada St. Pere del Prat (o de Monells) en el límite de Alfou y Vila-Rifà.

De todas maneras, puede que hubiera un St. Pere y quizás fuera esta la advocación desconocida de la ermita de Bellvitge. Un indicio de ello es la llave de bóveda que se conserva en el museo de historia de l’Hospitalet, seguramente desechada cuando la ermita se rehízo en el siglo XVI y probablemente románica ya que St. Pere lleva un báculo con unos símbolos propios de este arte, que, aunque desgastados, parecen ser St. Gabriel luchando contra la serpiente.

Otro dato que refuerza esta idea es la mención de la “parroquia de Banyols” encomendada en 1147 al monasterio femenino de St. Pere de les Puel·les.[3]


Llave de bóveda encontrada en la ermita de Bellvitge. La imagen, un S. Pedro con su báculo del románico, parece que acompañe, como suel hacerse al St. Pau del Prat. AGC, 2021, Museu de Història de L’Hospitalet

De St. Pau de El Prat sólo nos queda una pequeña y bellísima talla románica de madera, de un St. Pau espigado y con unos ojos grandes almendrados de estilo bizantino que es uno de los mejores ejemplos de este arte.

La imagen de St. Pau del Prat actualment restaurada, en la iglesia de St. Pere i St. Pau de El Prat. AGC, 2023

¿Llegaron por aquí los cantos provenzales que se originaron en palacios y monasterios? Si lo hicieron sería de forma oral y popularizada. Joan Amades recogió y nos dio a conocer las versiones impresas, explicando, con ayuda de expertos, las tradiciones orales de las que apenas nos queda vestigio. Un fruto –desvirtuado con el tiempo- serán los “goigs» o gozos.

“En examinar els goigs amb una mica de deteniment, aviat hom s’adona de dues procedències diferents: una que podríem qualificar de floralesca:  elevada de conceptes, refinada de formes, escollida de llenguatge i… l’altra, mereixedora del qualificatiu popular… més simple en la seva forma però no per això mancada de sentit emotiu i sovint d’un gran realisme … que són produïts per versaires possiblement analfabets (Amades, 1939, vol. I: 73).

Gozos a St. Pere y St. Pau de El Prat de Llobregat, aunque los textos impresos que se conservan son posteriores, el origen está en los cantos provenzales.

Según Amadeu Pagès:

“… els goigs són tan essencialment una dansa filla de la ballada provençal, que no té a veure amb el terme goigs del segles XV en endavant, sinó que, al seu origen és una dansa dels trobadors(Amades, 1939, vol. I: 83).

La forma profana de esos cantos y bailes se denomina “cobla”, nombre que aún perdura en Cataluña. La expresión popular con la que el pueblo ironiza sobre sus desgracias y deseos son les caramelles,[4]cantos festivos, populares, irónicos y algo picantes que se cantaban los días de fiesta. Y es que las manifestaciones que los primeros obispos consideraban paganas y combatían fieramente desde los primeros tiempos, seguían arraigadas expresando el deseo de amor y vida, así como el dolor ante las pérdidas, las “tres heridas” del poeta.

Los lunes de Pascua se celebrava un aplec en la ermita de Bellvitge, al que acudían gentes de la payesía de los alrededores, para las criaturas era también el final de «les caramelles».

Maria Àngels García-Carpintero Sánchez-Miguel, 26-04-2023

A quienes cuidan de nuestro patrimonio histórico y cultural



[1] De Palma de Mallorca, Andreu, P. (1958). Prat de Llobregat (ensayo histórico). Ed. Facsímil de 2009. Ajuntament del prat. Introducció de Joan i Josep Fernández Trabal.

[2] Pagès i Paretas, Montserrat (1992). Art Romànic i Feudalisme al Baix Llobregat. Centre d’estudis comarcals del Baix Llobregat, p. 583

[3] Paulí, A. (1945). El real monasterio de Sant Pere de las Puellas de Barcelona.

[4] Farré, Tanit (2014), Les caramelles a l’Hospitalet, trabajo final de grado de Historia del Arte.

Església, Ermita, Capella, Santuari?  Què es què.

Sant Pau del Camp de Barcelona, un dels pocs vestigis del romànic que encara queden a la ciutat, una església de la que se’n sap molt poc dels seus inicis com a monestir. AGC, 2019

En primer lloc aclarim que, tot i ser elements religiosos, els volem diferenciar i definir pel seu tractament històric, artístic i lingüístic.

El terme “església” prové del grec i significa “assemblea”. És molt ample i pot fer referència al conjunt dels cristians en general, a les diferents comunitats cristianes (ortodoxa, catòlica, luterana…) o a un grup de gent reunits en torn a l’Evangeli i als símbols de la seva fe.

Romeria a l’ermita de Bellvitge. 1956 Foto: Elvira Solà Adalid

Però el mot “església” s’aplica normalment als temples on s’apleguen els creients per pregar, escoltar la paraula o celebrar els seus ritus de pas.

En aquest sentit, cada persona pot ser considerada una església com a  “temple de l’Esperit Sant”. La filòsofa Edith Stein (1891-Austchwitz, 1942) entén l’esperit humà com a part de la cultura i de la expressió, de l’art… des de una visió laica aquests elements que ens defeneixen com humans podrien considerar-se, també, temples.

La campana de l’ermita de Bellvitge, de nom Eulàlia, pesa 300 kgs. i la van fondre a Olot. El toc de campanes invitava a la pregària sent un mitjà de comunicació.

Trobarem molts tipus d’església segons la seva funció o la seva arquitectura perquè tant ens podem referir a un agrupament de fidels com a un edifici.

Una església parroquial és la que delimita –normalment- una divisió territorial, tot i que també pot exercir altres funcions per a comunitats específiques.

Esglèsia parroquial de Santa Eulàlia de Provençana, 1958, al fons una masia desapareguda: Can Alós i una de les primers fàbriques de l’Hospitalet industrial. Foto: Centre d’estudis de l’Hospitalet.

La parròquia està encomanada a un rector i normalment compta amb l’ajut d’un vicari. La demarcació de les esglésies té el seu origen a l’Imperi Romà, d’aquí paraules com la de “vicari” que també es va aplicar a la organització comtal medieval. El fi era recaptar impostos, les esglésies que no es sotmetien als bisbes i/o a Roma van ser eliminades.

Una església catedral estarà vinculada al bisbe i a un col·legi de clergues o canonges anomenat Capítol. La Canonja, o casa on resideixen els canonges, sol ser catedralícia tot i que també n’hi ha canonges a les abadies o als priorats. Els canonges segueixen un ofici o cànon, d’aquí la paraula Canònica, que vol dir regulats per una norma. Les catedrals (Seu o càtedra del bisbe) són el centre organitzatiu d’una diòcesi o bisbat.

Convent de Sant Agustí vell a Barcelona. Els canonges solien adoptar la regla de Sant Agustí, més flexible que altres que es seguien a alguns monestirs.

El terme basílica prové de “domus” o casa i té el seu origen a Roma, quan els primers cristians es reunien a les cases, com la de Prisca, de la que parla Sant Pau, a vegades anomenada “Antigua”, com a Santiga (Santa Maria de Antigua a Santa Perpètua de la Moguda).

Ermita de Santa Maria de Antigua (Santiga) AGC, 2021.

La categoria de basílica l’atorga directament el Papa o ve donada per la memòria popular (com la de Santa Maria del Mar, anomenada al segle X “de les Arenes”, perquè es va alçar sobre un antic amfiteatre romà).

Interior de la basílica de Santa Maria del Mar de Barcelona. AGC, 2021.

Els bisbes i els papes no sempre han anat d’acord, ho veurem millor en parlar, en un altre article, dels monestirs i de les ordes religioses que, per cert, també tenen les seves esglésies i capelles.

Portal de l’església de Santa Victòria de Barcelona, seu de la comanda templera de Barcelona.

Havent situat les grans esglésies que es poden considerar, bàsicament, com a parròquia, catedral o basílica, anem a parlar de les més petites.

Ermita” es una paraula que prové del grec i significa “desert”. Els eremites eren persones que es retiraven a orar i/o a fer penitència al desert o a les afores de les poblacions, sovint vivien en coves, en tot cas en llocs apartats on podien acollir visitants. És una tradició oriental molt anterior al cristianisme.

L’ermita romànica de Sant Llorenç de Fontcalçada, a Sant Cugat del Vallés, està dintre del recinte d’un mas dedicat a restaurant. Cal dir que no hem tingut problema per a visitar-la. AGC, 2021.

Aquesta és la clau de les ermites, que estigui o hagi estat retirada del nucli de població, com la de Bellvitge, encara que ara hagi quedat en mig d’un barri, per tradició es considera ermita. Les ermites solen ser petites i tenien una casa humil annexa on vivien donades, donats, “ermitans” o ermitanes, que disposaven d’un tros de terra i tenien cura de l’ermita i dels que per allí passaven.

Ermita de Santa Eulàlia de Provençana, amb la casa rectorial al costat i un dels campanars de la nova església al fons. AGC, 2021

Una ermita pot ser també un Santuari. Un Santuari és un lloc d’acollida i recés que hi ha als camins de pelegrinatge, la diferència és que aquests no tenen un culte establert, mentre que les ermites tenen un altar i es solen celebrar, com a mínim, les festes de les advocacions a les que estiguin encomanades, així com les de les romeries que hi van. Tant els santuaris com les ermites acollien ex-vots o promeses votives. L’ermita seria més temple eclesial, mentre que el santuari, que també ho pot ser, seria, més aviat, una mena d’oratori.

Ermita de Bellvitge quan també era considerada «Santuari», meitat del segle XX.

La capella o església menor, sol tenir un origen privat. Si les ermites tenien una casa pobre com a habitatge de les persones que en tenien cura, la capella privada s’afegeix a una casa senyorial per a ús familiar, com a lloc d’oració, de celebracions particulars o, inclús, d’enterrament familiar.

Can Buxeres a l’Hospitalet de Llobregat. La capella d’aquesta casa senyorial serveix a l’Ajuntament per a celebrar bodes laiques. AGC, 2019

Però també n’hi ha capelletes a les façanes de les cases, com la que encara queda a Barcelona al carrer de Montalegre cantonada amb Valdonzella, coneguda com a verge de l’Alegria o de Montalegre. Antigament eren molt freqüents, les confraries es reunien sota una capelleta d’aquestes, també les trobem a l’àmbit rural. Són llocs que inspiren a fer una pregària.

Fornícula amb la mare de Déu de Bellvitge que hi havia al carrer Hospital de Barcelona d’on venien els confrares a l’ermita de Bellvitge segons recull Joan Amades.

I acabem amb el terme “oratori” o lloc per pregar que no és una església. El seu origen, al sí del cristianisme, està en les tombes dels primers màrtirs.  Actualment n’hi ha a les cases particulars, als convents, als hospitals, a les escoles, al mig del bosc o a les ciutats, on algú s’ha deixat la vida es pot posar una senyal que, encara que no sigui reconegut com a “oratori” per l’església, ens convida a pregar. Als grans aeroports es troben capelles interconfessionals que també poden fer servir agnòstics i ateus com espai de silenci i recolliment.

Capelleta al camí del Castell de Balsareny dedicada a St. Antoni, es va posar recentment en record de les que hi havia abans de la Guerra Civil.

Com veiem són termes que es poden aplicar a un mateix lloc. Per exemple l’ermita de Bellvitge també era anomenada “Santuari”, ha estat i és una església, però podria deixar de ser-ho si es deixen de fer celebracions, llavors seria un oratori, tot i que, el més probable és que es continués anomenant ermita. Els noms poden ser resistents i per-durar més que allò que anomenaven o efímers i volàtils com el que pugem a la xarxa avui en dia.

Interior del monestir de Santa Cecília de Montserrat, un espai de pregària interreligiosa, com les de Taizé (França)

La temporalitat també marca alguna diferència. N’hi ha ermites romàniques que actualment queden dintre d’un pedrís particular: granja, restaurant…, però no deixen de ser ermites, en canvi alguns edificis d’èpoques més modernes serien, pròpiament “capelles”, ja que no tenen tradició eremítica i/o d’ermitans i ermitanes.

Capella de Sant Cristòfol, de 1503, al portal del Regomir de Barcelona. AGC, 2021

És important conèixer i recordar les arrels per veure les transformacions del passat i saber “amb tota l’ànima” que som dins dels actuals moviments, que només som uns relleus que lliurem una torxa que altres ens van passar.

Maria Àngels Garcia-Carpintero Sánchez-Miguel, 21-01-2022

A Ramon Ribas Boixeda, sj., que em va ensenyar a mirar pedres, arbres i estrelles i a callar per sentir els ocells cantar.

100 històries des de Bellvitge.

Inventari d’un itinerari en temps de confinament.

29 de març de 2020, feia un mes que estava confinada, vaig passar, sense encara saber-ho, el covid. Em regalo un nou blog en un format diferent als que ja feia servir, un nou repte per ajudar a passar millor el temps. Començo explicant com es va gestar el Parc de Bellvitge, amb el Grup Ecologista de Bellvitge, m’anoto fer la història d’aquesta entitat més endavant.

«Belles ombres» al parc de Bellvitge. AGC. 2020

Vaig començar a navegar per la història perseguint, encuriosida, l’Amalvígia, la dona del segle X amb un rec que duia el seu nom en aquesta zona de Marina. N’hi havia trobat més dones que, en aquells remots temps, actuaven per sí mateixes, sent considerades i reconegudes. La curiositat és un motor molt potent que els descobriments satisfan només per seguir endavant. És una set.

Bassa al parc de Bellvitge que mostra les aigües freàtiques d’aquest lloc deltaic.

Devorava tot el que es pot llegir. Demanava llibres de documents si no els trobava en internet. Havia creat una base de dades: noms de dones, llocs, arxius, fets… Volia formar part de la xarxa de dones que donem a conèixer a dones relegades per la història. Amb l’ajut d’algú vaig trobar la manera de fer-ho afegint fotos de l’entorn. La natura és un referent segur.

Cal Trabal, última zona agrària de l’Hospitalet que cal protegir. AGC, 2020.

Per què des de Bellvitge? Perquè era on estava confinada i perquè és complicat canviar les coses una vegada estan fetes. Eren molts els temes sobre els que escriuria donant a conèixer allò que anava descobrint, però amb les categories i les etiquetes ja aniria situant tot el que anava descobrint. Fer anar el vaixell va ser un altre descobriment.

Unes vint-i-cinc entrades amb noms i referències a les dones dels segles X-XI i amb alguna incursió a segles posteriors. Na Quixilo, una dona constructora de molins, seguint l’obra que el seu pare i el seu germà no van poder continuar després del pas d’Almansor, va ser la primera dona d’aquest nou blog.

Algunes de les entrades d’aquells segles en els que comencem a tenir documentació feien referència a Provençana, una amplia extensió de terreny que va quedar reduït al superpoblat Hospitalet de Llobregat. Més o menys un altre quart de blog per les seves històries i les seves pèrdues patrimonials. Un gra de sorra que afegir a la tasca de moltes i molts per a conservar el poc que ens queda de cultural i natural.

Ja podíem sortir pel nostre municipi i/o per la nostra comarca. Passejar fent fotos per a les històries que volia explicar del barri o la ciutat era una bona alternativa al passejar xerrant d’abans, una bona combinació entre el passat i l’avui.

L’Hospitalet de Llobregat des dels jardins de Can Sumarro. AGC, 2020

Hospitalet i, dins d’aquest, el meu barri de Bellvitge. Han estat uns trenta articles sobre les seves masies perdudes i les poques que encara sobreviuen, alguns carrers (he de fer alguns més), llocs, dones del barri com Pura Fernández, la natura al barri, el que els veïns i les veïnes han aconseguit i l’ermita de Bellvitge, una història mil·lenària que va començar amb el rec d’Amalvígia, de qui ja havia aconseguit saber qui era.

Parc de Bellvitge. Monument a les lluites del barri de Ferran Soriano. AGC, 2020.

Pujar o corregir alguna informació a la Viquipèdia, especialment en relació a les dones i als llocs i temps que vaig coneixent. Notes perdudes de tot allò que he de fer i que algun dia faré.

Finalment vam poder voltar més, guardant les distàncies i prenent mesures. Prenc distància i me’n vaig a llocs solitaris on mai em trobo sola, connecto amb el pou interior que em comunica amb l’aigua que les dones sempre han fet servir per donar i tenir cura de la vida, especialment al voltant de les ermites i al costat de les fonts. Ara que ningú ho fa, m’estic fent la enciclopèdia del romànic.

Aquest és un inventari que vol mostrar l’itinerari que, des de la distància, em comunica amb vosaltres que em llegiu. Gràcies per fer-ho possible.

A Ramon Solé, amb qui vaig traçant rumbs i a vosaltres que em llegiu.

Maria Àngels García-Carpintero Sánchez-Miguel, L’Hospitalet, 24-11-2021

Entre Santa Eulàlia de Provençana i la “de Mérida” (s. XIV – XV). El contrapunt de l’ermita de Bellvitge.

Frontal de l’actual reconstrucció de l’ermita de Santa Eulàlia de Provençana. AGC, 2020.

A un article anterior sobre els inicis de Santa Eulàlia de Provençana ja mostràvem com l’absentisme de rector, el sots-arrendament de càrrecs i de propietats i la desídia en les seves funcions, és el fil conductor de la història d’aquesta església i serà el principal motiu de que al segle XV s’erigeixi una nova església parroquial a «la pobla”, on començarem a trobat més activitat lligada al control de les pastures (Banyols) i el seu mercat o “carnisseria”.[1]

Al segle XIII trobem una duplicitat de càrrecs del rector, que és també canonge de Barcelona, duplicitat que agreuja la negligència envers la parròquia de Provençana. El 1324 l’església i la capellania de Santa Eulàlia de Provençana foren unides pel bisbe a la xantria de Barcelona, afegint poder sobre les terres i més abandonament de la cura. L’església recaptava delmes i rèdits per a complir unes funcions socio-religioses, com les d’enterrar els morts, celebrar els rituals de pas o exercir de notari, registrant les compra-vendes o els testaments, funcions que sovint es desatenien. Les queixes eren freqüents.

La Provençana rural, abans que l’edifici fos cremat al 1936. Foto: Arxiu parroquial de Santa Eulàlia de Provençana.

A les visites pastores del principis del segle XIV s’esmenten el mateix nombre de clergues que de pagesos que constitueixen el jurat parroquial (els més benestants, als que es demana el seu parer sobre afers morals denunciats). Evidentment n’hi hauria més gent treballant i vivint com a jornalers o mossos que no són mencionats i dones (les companyes dels clergues no són reconegudes, ja que eren considerades concubines i la resta ja no exerceixen el control sobre les seves pertinences que vèiem uns segles abans, sovint no tenim ni els seus noms, ja que són mencionades com a “dona de…”, “mare de …”, “filla de…”).

Per aquestes denúncies sabem de la existència d’un teixidor (que arribava tard a l’església) i trobem alguns noms de dones entre les nombroses acusacions de fornicacions; una d’elles, Elisenda Godai, és acusada amb una altra dona de Sant Boi de dedicar-se al curanderisme. Una de les denúncies recau sobre el regent parroquial acusat d’usurer el 1312, època del bisbe Ponç de Gualba, un reformador (amb més ombres que llum) de l’església del moment.

El 1321 trobem un forner prop de l’Hospital on s’anirà aglutinant el nucli urbà.[2] Aquest Hospital, més a prop de Cornellà, donarà nom a la nostra ciutat. Banyols, a pesar de les inclemències del terreny i del clima, continua tenint una vida dinàmica i activa, amb l’establiment de la barca de passatge i el comerç que generen les pastures i els conreus.

Degut a la deixadesa de funcions de la parròquia, el pagès Pere Duran no va poder enterrar el seu fill difunt durant la pesta de 1348 i va haver de fer un “llarg i penós pelegrinatge” a l’Hospital de Provençana.[3] Entre 1348 i 1371 es produeixen episodis de pesta que faran disminuir la població i l’economia.

Tot i així els rèdits de l’església de Provençana van a l’alça. En 1370 s’abonen 100 sous per la decoració policroma del retaule major de Santa Eulàlia a compte de les 35 lliures que s’havien de pagar al pintor barceloní Llorenç de Saragossa per la pintura d’aquest retaule a “Santa Eulàlia Emèrita”. Signen el rebut Guillem de Bellvís i Jaume Llunell, entre d’altres.[4]

Castell del Bellvís al barri de la Torrassa de l’Hospitalet, per sobre de Santa Eulàlia, actualment en procés de rehabilitació. Els Bellvís comencen a ser anomenats a partir de finals del segle XII. AGC, 2021

En 1371 s’autoritza a celebrar dues misses en dies festius (una a Provençana i l’altra a l’ermita de Bellvitge on acudeixen la gent del Delta). En 1375 l’ermità de Bellvitge, el donat Pau Genover, davant la necessitat d’atendre els caminants i en contra de la majoria de prohoms, demana permís del bisbe i compra l’hort de Paratge que ocupava Bernat Rosell, destinant a aquest fi alguns béns del que recaptava l’ermita, llavors envoltada de jonqueres (el conreu del cànem era important) i aixecant, amb el fuster Juan Ramón i l’ajuda d’alguns veïns, un nou hospital al que avui és el nucli de l’Hospitalet, «un hospital-hostal on els pobres, els captaires i les persones miserables que passin per allà o que vagin malaltes, rebien almoina i repòs», un hospital «de pobres i per a pobres» que constitueix: «la pàgina més bella i transcendent de la història de la nostra ciutat».[5]  

L’ermita de Bellvitge, un lloc senzill i humil que estava fins fa poc envoltada de camps de conreu i de pastura.

En 1379, Pau demana llicència a el bisbe, deixa la cura de l’ermita i es dedica a l’administració de l’hospital. Aconsegueix que la casa de l’Hospital de Barcelona posi un portal amb el senyal de la ciutat (la “casa de l’Hospital” podria ser la de l’orde de l’Hospital de Jerusalem, però més aviat sembla que seria l’Hospital de la Canonja que més endavant constituirà “la Pia Almoina”).

El 1390 es demana al rei Joan I, i aquest ho concedeix, unes ordinacions per a netejar les sèquies que no desguassen prou bé amb l’augment del cabdal de l’aigua per les pluges i el baix nivell del Delta. La lluita contra les inundacions amb els recs i els terraplens serà una constant a les terres de Marina.

1390 Carta del rei Joan I als prohoms de Sant Boi ordenant la neteja dels desguassos del Delta.

En 1391 es concedeix llicència per instal·lar una carnisseria que disposarà dels seus ramats “in sacraria seu popula hospitalis vocati de provinciana”, és a dir que el lloc de l’hospital és reconegut com el nucli aglutinador on s’instal·larà el mercat i al voltant del qual es generarà l’administració pública. Els conflictes per les pastures entre els autòctons i Barcelona serà una altra constant.

Pels volts de 1410 el rector de Santa Eulàlia de Provençana registra el Capbreu de les rendes de Provençana, una mena de Cadastre que li permet controlar i recollir ingressos. Aquest capbreu és una informació valuosa pel coneixement de la distribució de la població, d’entrada el que veiem és que aquí sí que es constaten alguns noms de dona, tot i que pocs i probablement de vídues. El 1412 es fa l’inventari dels béns de la parròquia.

La visita pastoral de 1421 mostra la l’església de Provençana endreçada, amb un pal·li de cànem amb la imatge de Santa Eulàlia pintada, una Bíblia en dos volums, un Flos sanctorum (vides de Sants) escrit en romanç i una consueta (conjunt de regles eclesiàstiques) antiga amb coberta de pergamí.

Clau de volta gòtica amb la figura de Santa Eulàlia

El nou Hospital es construirà, poc a poc i amb aportacions populars, cap el 1420, prop de la capella de Santa Càndida que suplia la manca de parròquia a la zona de “la pobla”. Cal dir que les dues esglésies tenen la mateixa advocació a Santa Eulàlia de Mérida, una figura molt més antiga que la de Barcelona, el que apunta, en el cas de Provençana i degut a la troballa de la medusa, a una continuïtat entre una vil·la romana i una primera església visigòtica, el que es podria confirmar si es fessin excavacions.

El 1426 Joan Rosell, mercader de Barcelona, deixa un llegat per a la manufactura, a l’església de Sta. Eulàlia de Provençana, d’un retaule dedicat a Sant Joan Baptista i Sant Joan Evangelista. No sabem si es va fer, ja que uns mesos després el bisbe dona llicència per a construir la nova parroquial al nucli de “la Pobla” i per a traslladar l’església antiga amb els seus altars, material, construcció, cementiri i ossos dels difunts, així com d’altres pertinences i annexos de milloraments. La causa que es dona es que aquella ha anat despoblant-se, mentre que el nou nucli aglutina més gent que té dificultats per desplaçar-se a l’antiga. Entre mig, un llarg plet amb els propietaris de la capella de l’Hospital que explicarem quan parlem de la Torre Blanca.[6] 

El 1460 les obres encara no havien començat, al·legant els feligresos que el rector, Joan Aznar, no hi era mai, cosa ben certa, però el rei Joan II (1398-1479) l’excusa assegurant que presta serveis reials i mana que es comencin les obres concedeix llicència per l’establiment d’una taula de carnisseria a benefici públic d’aquesta obra.[7] Els següents anys el rei mantindrà una lluita amb Barcelona per la seva successió (“Guerra Civil Catalana”, 1462-1473) quan ja s’havien iniciat els conflictes entre la Biga (grans terratinents i/o mercaders) i la Busca (propietaris, comerciants, menestrals…) i es donava la primera revolta dels remences contra el poder feudal.

Tot i així a l’Hospitalet els obrers es deurien posar a la feina, perquè en 1475 (any de males collites i pesta) es fa una assemblea a la nova església per determinar com seguir practicant el culte a les dues esglésies, establir les quotes a pagar en funció de les diferents economies i acordar la renúncia al pasturatge privat en benefici d’un ramat comú. Seran les Primeres Ordenacions de l’Hospitalet, on es dóna veu i vot a tots els estaments socials: terratinents principals, pagesos propietaris i no-propietaris, més una representació dels “dellà l’aigua” –el Prat- i dels de “deçà l’aigua” amb el donat de Bellvitge i els caps de família de «la pobla».[8] Sembla estrany que siguin els actors locals (representats mascles i alguna vídua) els que s’ocupen de les funcions religioses, però cal recordar que l’església complia també una funció social i que no havia separació entre civil i religiós.

Les reiterades absències del rector motiva que es prenguin acords al marge d’aquest. El bisbat es veurà obligat a signar si no vol quedar enrere. Tot un inici de Consell Municipal amb una democràcia (si deixem de banda la no representativitat de les dones) que aviat minvarà, deixant el govern de la població en mans de tres jurats escollits anualment.

El canvi de la parròquia no evita l’absentisme del rector i a vegades del vicari, ja que es sota-arrendaven els càrrecs en dos o tres graus. En 1483 el rector de Provençana, Pere Vilassaló és excomunicat després d’un procés inquisitorial que se li obre per dir dues misses diàries sense llicència (és a dir per fer més del compte). Pere té arrendades tres rectories (Provençana, Sant Boi i Gavà), deixava la de Provençana a càrrec del seu germà, Jaume, que al seu torn, tenia al seu servei a Joan Monpaller. Tots tres admeten la celebració diària de les dues misses, una a Provençana i l’altra a Bellvitge. Fan més del compte i no donen la seva part al bisbat? Menteixen i justifiquen així uns sobresous? [9]

L’hivern de 1484-1485 Jaume Huguet (Valls, 1412 – Barcelona, 1492), el millor pintor del moment, realitza un retaule a la capella de Bellvitge encarregat per Arnald Goday de la parròquia de Santa Eulàlia de Provençana “o d’Hospitalet”, pel que va cobrar 8 lliures i 8 sous el desembre de 1484 i 50 sous més el gener de 1485.[10] A la visita pastoral de 1492 a l’ermita de Bellvitge, se’ns descriu unaimatge de talla de la Mare de Déu tota enjoiada. Aquesta seria una imatge petita, com deien alguns goigs i tal com eren les talles gòtiques d’ermites similars.

Les pedres que formen un arc al mig d’un mur lateral de l’ermita de Bellvitge, delimitarien la porta de l’edifici gòtic del s. XV. Foto: AGC, 2021

Com a contrapunt d’aquesta eufòria de bonança econòmica per alguns observem que a la mateixa època es venen tres esclaus: Eulàlia, de 40 anys, per 45 lliures (1488), un serf “negre” de 25 anys i de nom Joan, per 50 lliures i un noi de 18 anys, serf o captiu, de nom Cistòfor, per 40 lliures (1492).[11]

En 1493, davant els desastres que provoquen les riuades, Barcelona dóna la pedra per reedificar l’ermita des dels seus fonaments. D’aquesta re-construcció deu ser la clau de volta que tenim al Museu d’Història de la Ciutat i que podem observar en algunes fotografies de principis del segle XX, a la façana. També és gòtic el campanar que devia quedar més alt respecte d’aquell edifici que podem entreveure a les pedres que dibuixen una porteta massa petita per l’edifici actual. L’ermita de Bellvitge, malgrat tots els desperfectes patits, sempre ha estat refeta.

Clau de volta gòtica de l’ermita de Bellvitge, la figura sembla un Sant Pere amb el seu bàcul. Museu d’història de la ciutat AGC, 2020

El 1499 l’ermita de Provençana és desmantellada d’altars i ornaments per dur-los a la que encara s’ha de començar a bastir. L’antiga parròquia quedarà abandonada durant dos llargs segles en els que arriba a ser utilitzada com a galliner o refugi de pastors.

Maria Àngels García-Carpintero Sánchez-Miguel, L’Hospitalet, 17-11-2021

Als i a les que tenen cura de les seves responsabilitats.


[1] García-Carpintero, Àngels: “Santa Eulàlia de Provençana. Segles X-XIII” https://historiasdebellvitge.wordpress.com/2021/10/06/santa-eulalia-de-provencana-segles-x-xiii/

[2] Codina, Jaume (1987). Els Pagesos de Provençana (984-1807). Societat i economia a l’Hospitalet pre-industrial. Publicacions de la Abadia de Montserrat. Vol. I, p. 128 i 138

[3] Codina, Jaume (1987), vol. I, p. 139, 169 i 188.

[4] Madurell, J. M. (1977) Fulls Històrics de l’Hospitalet de Llobregat. Notes documentals d’arxiu, doc. 2

[5] Codina, Jaume (1987), vol. I, p. 208.

[6] Codina, Jaume (1987), vol. I, p. 248, 262 i 281-284

[7] Codina, Jaume (1987), vol. I, p. 282 i 344

[8] Álvarez Jáuregui, Clara (2009) “Les ordinacions de 1475” Museu d’història de l’Hospitalet.

[9] Codina, Jaume (1987), vol. I, p. 402

[10] Valcárcel, A. (2011) L’ermita de Bellvitge ayer y hoy. Del siglo XI al XXI, p. 42 Transcripció dels rebuts de Jaume Huguet

[11] Codina, Jaume (1987), vol. I, p. 419

Una ermita d’ermitanes, ermitans, de donades i donats

Ermita de Bellvitge amb la casa annexa dels ermitans a principis del segle XX

Des de 1375 hi ha notícia de que en un edifici annex a l’ermita hi vivia un ermità que tenia l’obligació de la custòdia i la cura del temple. A canvi, ell i la seva família podien explotar la mujada de terra que els corresponia.

El primer ermità del que en tenim constància és un donat, Pau Genover, ell i un fuster, Joan Ramón, preocupats per donar acollida als que per aquí passaven, demanen permís al bisbe per a construir un nou Hospital (alberg de peregrins) a la sagrera de l’antic hospital de Provençana. Aquest petit Hospital dona origen al nom de la nostra ciutat.

 “Aquests dos humils personatges protagonitzen –sobretot el primer– la pàgina més bella i transcendent de la història del terme: la naixença del petit hospital que havia de donar nom a la localitat.” “Seria edificat a la sagrera de L’Hospital de Provençana i tindria com a finalitat donar almoina i acollir els pobres i miserables. De fet, més que un hospital es tractava d’un alberg. El permís els fou concedit. El primer administrador fou el mateix Pau Genover.”[1]

El nou Hospital es construiria al voltant de 1420, prop de la capella de Santa Càndida, que suplia la manca de parròquia en la zona on s’aglutinava “la Pobla”, fins que va ser construïda l’església de Santa Eulàlia de Mèrida.

Il·lustració a L’Hospitalet, notícia geogràfica de 1969

L’esclavatge anirà desapareixerà els primers anys del segle XVI, sent substituït per la immigració de gascons i occitans. En la dècada de 1540 arriba un gran nombre d’immigrants del sud de França, com ja havia succeït en altres èpoques. Els forans, però, sempre es miren amb més recel i més si els autòctons es troben en mig de litigis interns. La secessió del Prat respecte d’Hospitalet provoca que l’ermita de Bellvitge sigui controlada pels prohoms del nucli urbà.

 “També és francès l’ermità de Bellvitge, Samsó de Frexera, que el 1547té una seriosa topada amb els jurats. Aquests – Pere Mercer, Joan Portella i Pere Modolell – presenten denúncia al vicari general contra dit ermità, casat i amb fills, que té bodegó de pa i vi a l’ermita i roba raïms i fruits dels camps. L’ermita,  diuen, ha de ser casa d’oració i en canvi és una cova de lladres.(…) El vicari general estén un manament contra l’ermità perquè deixi l’ermita en sis dies. Aleshores l’ermità diu –per escrit- que hi és amb llicència dels prohoms d’El Prat.”[2] 

L’ermita de Bellvitge a principis del segle XX a «Geografiia de Catalunya«.

El 24 de setembre de 1718, pocs dies després de beneir la capella de Santa Maria de Bellvitge, que s’ha d’alçar de nou, es dóna llicència a Ignacio Jorba, per servir d’ermità.[3]

En 1768 trobem descrites algunes de les obligacions dels ermitans. En aquell temps havien de complir amb les tasques encomanades pel bisbat. Com la resta dels mortals de l’època, no ho tenien gaire fàcil.

“El dia 1 de maig de 1768 es fa l’elecció del nou ermità de Bellvitge, després de la mort de Miquel Cerqueda pel març d’aquest mateix any. El rector Fèlix Bover, reunit, a la rectoria amb el batlle, els regidors i el síndic procurador, ha elegit i nomenat per ermità i custodi de l’ermita i capella de Nostra Senyora de Bellvitge Ramon Cerqueda,solter, sastre, juntament amb sa mare, Francesca Flamant, amb tots els drets i emoluments de què han gaudit els precedents ermitans, pare i avi de dit Ramon.

Tot seguit ens descriu les obligacions de l’ermità que resumim: Ha de servir i custodiar la capella esmentada, tenint cura de la seva neteja de manera que sempre estigui neta, escombrada i esteranyinada, i netes també les llànties i les bacines.

Ha de vigilar que es mantingui el respecte per la capella com a lloc sagrat, que és no fent-la servir de magatzem ni de dormitori i no ha de permetre que s’hi cometin indecències de paraules i accions. Ha d’obrir i tancar la porta sempre que calgui.

Els ermitans han de portar una vida devota i exemplar. L’ermità, sa mare i família hauran de resar cada dia almenys una part de rosari, confessar i combregar almenys una vegada cada mes i cuidar que no falti aigua beneïda a la pica.

Haurà d’assistir cada diumenge i en les festivitats solemnes a les misses de la parròquia i servir-les, si ho vol el rector, assistir a l’ensenyament de la doctrina donant bon exemple als seglars i a altres exercicis cristians que es facin a la parròquia.

Haurà d’assistir als funerals, tant de pobres com de rics per portar la creu així com a les processons. Han de tractar amb humilitat i bones maneres els devots de Bellvitge.

Poden ser remoguts del càrrec si no compleixen.”[4]

La Il·lustració catalana descrivia així el paper de l’ermità de finals del segle XIX.

“Lo santuari està cuidat per un ermità de l’elecció del rector y autoritats del Hospitalet, té allí casa franca y mena un xic de terra que l’ajuda a passar.”

1891. Dibuix de Joan Roca a la Il·lustració catalana.

Treballar la terra del voltant i tenir l’ermita cuidada i endreçada. Feines en les que treballaven les dones que, al mateix temps, tenien cura de petits i grans..

Al costat de l’ermita hi havia la casa dels ermitans dels que en tenim notícies des de l’edat mitjana. Una casa, un pou i una font que es feia anar amb una maneta hi havia als anys 60, quan començaren a habitar el barri.[5]

Esperanza Gil va ser l’última ermitana. Antonio Valcárcel reprodueix una conversa que va mantenir amb ella abans de morir. La casa de «l’ermitana» com l’anomenàvem els primers veïns del barri, era petita i no tenia aigua ni llum. Ella anava caminant fins la Remunta, a treballar en una fàbrica de filatures, mentre que el seu marit treballava amb un pagès repartint alfals amb un cavall que es deia Galán. Ells i els seus fills van anar al pis que els hi van donar al primer edifici del barri de l’Avinguda Mare de Déu de Bellvitge, però la seva sogra «Pepeta» es va quedar en aquella casa fins que va morir.[6]

1904. Ermitans de Bellvitge: Pau Tubau i Josefa Solanes amb els seus fills. Anton Tubau, «el Tonet de Bellvitge», el del mig, nascut el 1895 i la seva mare «pepeta» amaguen en 1936 la imatge petita de Nostra Senyora.

Així ho explica Antonio Valcárcel:

“Esperanza nació en Barcelona en 1931, pero, al casarse en 1959 con Vicente Gimeno Nolla, vino a vivir a la casa del ermitaño, donde ya residía el marido con su familia. En esta casa nacen cuatro de sus hijos. Recuerda cuando se hizo el primer bloque de Bellvitge, donde ahora vive, y la gran fiesta que organizaron los promotores de la construcción.

Su hijo nos habla de sus recuerdos de infancia al lado de la Ermita. Recuerda muy bien que en la Ermita se celebraban muchas bodas de gente importante, que venían en coches de caballos. También recuerda que había numerosas celebraciones en fechas señaladas, en las que ponían mesas y sillas en el exterior y la gente se quedaba a comer.

Esperanza nos habla con cariño y añoranza de la Ermita, pero también dice que era duro vivir en una casa sin luz ni agua, donde se metían unas ratas muy grandes. Mientras ella vivió en la casa, no se hicieron reformas. Su suegra, Josefa Nolla, “Pepeta”, siguió viviendo en la casa hasta su muerte, poco tiempo después de irse el matrimonio joven a uno de los pisos de los nuevos bloques de Bellvitge.

Nos cuenta que la Ermita estaba muy aislada; todo eran campos hasta la Avenida del Carrilet. Ella iba a trabajar a una fábrica de hilaturas que estaba en la Remonta. Iba caminando, por lo que había de levantarse a las 5 de la mañana. Su marido, Vicente, trabajaba con el “pagès”, repartiendo alfalfa con un caballo muy bonito que se llamaba Galán.

Nos ofrecen varias fotos. Entre ellas, la de su boda en la Ermita el año 1959, y la que está tejiendo al lado del pozo”.

Esperanza Gil, l’última ermitana de Bellvitge teixint al costat del pou.

Maria Àngels García-Carpintero Sánchez-Miguel, l’Hospitalet, 12-09-2021

A les mans de les dones, sempre ocupades al llarg dels segles.


[1] Codina, Jaume. (1987). Els pagesos de Provençana. Publicacions de l’Abadia de Montserrat, vol. I, p. 208.

[2] Codina, 1987, o.c., vol I, p. 571

[3] Valcárcel, Antonio (2011) La ermita de Bellvitge ayer y hoy. Del siglo XI al XXI, p. 199

[4] Valcárcel, 2011, p. 110

[5] García-Carpintero, Àngels.(2020). Històries des de Bellvitge wordpress: https://historiasdebellvitge.wordpress.com/2020/08/26/la-font-de-lermita-de-bellvitge

[6] Valcárcel, 2011, p. 138

L’ermita de Bellvitge, continuament inundada i reparada

L’ermita inundada, meitat segle XX

L’ermita de Bellvitge està situada en terreny del Delta del Llobregat. El curs baix d’aquest riu ha canviat diverses vegades de llera a la seva desembocadura generant estanys i llacunes.

Al segle VIII, un curs que desembocava en Montjuïc originant un Port, ja no estava viu i creà “l’estany de Port”, al voltant del qual s’establiren algunes torres. Al segle X passava el mateix amb un antic braç del riu conegut com el “Llobregadell vell”, prop del reg d’Amalvigia.

A l’Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya es conserva un mapa anònim i a color de 1782 de l’Hospitalet de Llobregat, amb la següent descripció:

 “Mapa en que se representa como el Rio Llobregat antiguamente tenía su alveo en la oriental división del territorio, que en el día divide el Termino y Parroquia del Hospitalet, de la de Port que es Parroquia de Sans, y como en el decurso del tiempo habiendo dicho Rio (cerca de los años de 1080, i 1090) hecho salto, tomó su curso por la parte occidental de dicho territorio del Hospitalet”.

Mapa de 1782 de l’Hospitalet amb tres cursos del riu (sec, mort i viu)

Aquestes variacions en les lleres i la formació del Delta amb els dipòsits arrossegats pel riu i les rieres fan que el paisatge hagi anat canviant.

El clima mediterrani afavoreix les fortes precipitacions d’inicis de tardor i de la primavera. Des que les tenim registrades, tenim notícies d’algunes importants que han augmentat molt el cabdal del riu provocant que aquest es desbordi i negui o destrossi el que hi ha al seu voltant.

Així ho expressava l’historiador Jaume Codina: “Les riuades entren al Delta i a la història sota el signe de la fúria.” “L’ímpetu, i l’enorme cabal del riu en èpoques d’avingudes motivava les inundacions, freqüents i devastadores.”[1]

La lluita per fer terraplens que protegeixin dels desbordaments del riu, serà una constant que provocarà que s’arribi a acords entre els habitants, com el de donar el trentè de les collites a tal fi o el de renunciar a un pasturatge propi en benefici d’una carnisseria arrendada pel Comú.

La primera inundació que es coneix és la de 1143: “i hagué de ser molt grossa, ja que va destruir el pont romà del congost de Martorell”.[2]

Cap el 1211 el Llobregat fa un altre canvi de curs i deixa aïllat un terreny d’unes mil hectàrees, serà la «Illa de Banyols», en el futur, El Prat de Llobregat.[3]

En 1234 trobem referència a una barca de passatge que comunicava l’espai “dellà l’aigua” (El Prat) amb el de “deçà l’aigua«. La propietat del passatge és el primer servei públic de la zona. En aquest segle trobem esment de l’ermita de Bellvitge en una donació de 1279, un altre servei necessari pels habitants del Delta, ja que la parroquial els quedava lluny.[4]

Il·lustració de J. Codina sobre el Delta i «l’Illa de Banyols»

Des que tenim notícia escrita de l’ermita de Bellvitge fins l’actualitat sabem que, malgrat haver patit nombroses adversitats (inundacions, destrosses, incendis, algun terratrèmol…), mai ha estat abandonada, sempre s’ha reparat i, en dues ocasions s’ha re-construït. Anirem veient algunes d’aquestes notícies que tenim registrades i com han afectat a l’ermita de Bellvitge.

En 1283 es produeix una nova destrucció del pont de Martorell per les riuades.

La barca, als inicis del segle XIV, està en mans de la ciutat de Barcelona, així com el nou pont de Sant Boi, que arrenda aquests serveis als habitants.

En 1390 els pagesos de Cornellà i l’Hospitalet sol·liciten del rei, Joan I, unes Ordenacions per mantenir en funcionament els desguassos de les llacunes.

“L’aigua cerca la sortida cap a mar i sovint no la troba. Les sèquies de desguàs són poques i insuficients, malgrat ser molt antigues: recordem, per exemple, l’anomenat reguer d’Amalvitge, existent al segle X”.

L’ordenació de les sèquies subsistirà fins el segle XVI tot i que passarà al Consell de Cent de Barcelona, interessat en la salubritat de la Ciutat.[5]

El 1402 es donà una de les pitjors inundacions de la zona, destruint els molins de Molins de Rei, negant tot el Delta i arribat fins a Montjuïc. Al llarg d’aquest segle n’hi ha registrades divuit, però potser es foren més, ja que les dades no són molt fiables, el que veiem és que aquestes són constants al llarg del temps.

Però els habitants de la Marina fan front al repte de les inundacions i dediquen els seus esforços a la dessecació i sanejament del terreny.

També hi va haver inundacions procedents de la mar, però van ser molt menys freqüents i generals.

A partir del segle XV hi ha constància documental de diverses reconstruccions i obres a la capella de Bellvitge, motivades en gran part per les successives crescudes del riu que ja feien preveure la necessitat de sobrealçar-ne els murs.

En 1493, davant els desastres que provoquen les riuades, Barcelona dóna la pedra per reedificar l’ermita des dels seus fonaments.

El 1509 les fortes riuades destrueixen el pont de fusta de Sant Boi. Es tornaran a utilitzar les barques de passatge fins la segona meitat del segle XIX.

La barca de passatge de El Prat s’ha mantingut al llarg dels segles.

El problema dels desguassos i del sanejament del terreny, perdurà durant segles

“La Ciutat continua preocupant-se del desguàs de les sèquies d’El Prat deçà a l’estany de Port, que possibiliten el conreu en una zona que podem estimar superior a les mil mujades, només explotada parcialment”.[6]

Les riuades van provocar destrosses periòdiques, les de 1586 i 1589 van fer que el bisbe ordenés el seu tancament i la seva reparació. També en 1589 el bisbe dona llicència per enderrocar l’església parroquial d’El Prat i alçar-ne una de nova. Era l’església construïda en la dècada de 1550, a l’independitzar-se de l’Hospitalet, greument deteriorada a causa de les riuades.

Del segle XVII tenim trenta referències sobre riuades i trenta més el XVIII.

En 1600: “El mal estat de l’ermita de Bellvitge fa que el bisbe ordeni tancar-la al culte i reparar-la”, però en 1602: “és reparada si bé encara no s’hi diuen misses[7]

1617 serà recordat com “L’any del diluvi”, vàries masies foren destruïdes i el riu se’n dugué les barques. El terraplè, fet pocs anys abans serà desfet i re-fet.

Nous desbordaments del riu: “El vell Llobregat, “flumen terribile et periculosum”, es revoltava de tant en tant i seguia donant urpades. Ho foren les riuades del 1676, 1678 –amb la collita, ja en sacs, treta de les cases i nedant cap a mar.”[8]

18 març de 1694: Inundació de l’ermita. Ocupà tota la Marina de l’Hospitalet.

18 d’octubre de 1713: les inundacions arriben fins a Montjuïc. La crescuda va ser aprofitada per atacar la guarnició que estava a Can Navarro a la Marina. [9]

El 1726 n’hi ha una nova crescuda que causà moltes destrosses, com deixa constància el rector de la parroquial, Mn. Josep Carreras.

El terraplè serà desfet i re-fet pels volts de 1735, després d’una gran riuada. Tot el poble ha de pagar per refer-lo.

Però la pluja és necessària quan falta, sent demanada en processó en temps de forta sequera, com consta que es va fer el 1737.

Durant el segle XVI es va elevant successivament el terra de l’ermita degut a l’enfonsament per l’acumulació de terres de sedimentació i els arrossegaments pluvials. Es fan tres enllosats successius, fins que el 1718 el Vicari general dona llicència al rector de Provençana, Mn. Josep Carreras i Viladomat (Cardona, 1677 – l’Hospitalet, 1753), per reedificar-la i beneir-la. La capella s’havia de reconstruir de nou elevant la teulada uns 3 metres, ja que ja no es podia passar si no era ajupint-se.

L’obra no va ser enllestida fins el 1777. 

Trenta anys i escacs més tard tornarà a patir desperfectes a la Guerra del Francès, però serà una altra història.

Aquesta nova nau combina elements romànics, gòtics i barrocs, a la seva façana. És, bàsicament, el temple actual.

1953. Familia Cuyás. La façana té elements barrocs.

Al segle XIX es registren 42 riuades i 45 al segle XX. Els forts aiguats fa augmentar el paludisme entre els que tenen més recursos.

Gener de 1898 “Riuada de Sant Antoni” una onada d’alçada considerable destrueix el terraplè de Cornellà i inunda la Marina de l’aigua vermellosa del Llobregat. El corrent destrueix el pont de Sant Boi i el del tren al Prat.

1907 se’l coneixia com l’any de les cinc riuades, en realitat van ser sis, cinc a l’octubre i una al novembre. El riu Llobregat i inunda tot el Delta.[13]

En 1962es produeix un ràpid i imprevist desbordament del riu Llobregat que arriba fins l’ermita de Bellvitge. Al Vallés el desbordament de la riera de Rubí tingué conseqüències tràgiques.

1962. La Marina inundada.

Amb les inundacions de l’any 1971 l’aigua va arribar fins a gairebé 2 metres d’altura a l’interior de l’ermita produint greus desperfectes, entre ells el de la imatge petita de la Mare de Déu[14] i les pintures de l’absis. La teulada va quedar en situació precària i les goteres contribuiran a la deterioració general que s’anirà accentuant amb la progressiva humitat. Des de la parròquia Mare de Déu de Bellvitge es posa en marxa una campanya per conscienciar els veïns i les veïnes de prendre la iniciativa i cuidar-se de l’ermita. La premsa es va fer ressò.[15]

Ermita inundada, 1972. Parròquia Mare de Déu de Bellvitge.

Davant el greu estat en què es troba l’ermita, es produirà una gran mobilització per evitar que s’acabi ensorrant. Els veïns col·laboren fent les seves aportacions i sortint a netejar els voltants. Alguns deien que no era el que corresponia fer en aquests moments, però potser si no s’hagués fet no tindríem avui l’ermita, que és per a tots i totes. Avui dia, davant les enormes pèrdues patrimonials de la ciutat, aquest fet constitueix un exemple per a cuidar i preservar el llegat que encara ens queda a la ciutat.

La reforma de 1977 va consistir bàsicament en sanejar les parets, substituir les bigues de la teulada, suprimir el cor que estava en estat ruïnós, instal·lar una nova il·luminació i reparar els porxos laterals. No es van poder salvar les pintures de Commeleran ja que, segons els tècnics, si no es treien, era impossible veure i arreglar els desperfectes, una decisió que no va ser ben entesa.

Durant els anys 80 l’ermita tornarà a deteriorar-se per manca de cura sostinguda. Per altra banda els porxos donen recer a pràctiques no desitjables. Tot plegat mostrarà la necessitat de les reformes que es van fer, ja al nou segle, després de les excavacions i d’inaugurar la primera fase del Parc de Bellvitge (1998).

Ramon Fernández Jurado (1914-1984) Militar republicà exiliat, activista antifranquista, ebenista, mestre de català i poeta va escriure sobre l’ermita:

«Aguantaràs la tempesta

i tornaràs a florir,

quan l’amor de tot un poble

et retrobi al seu camí»

Ermita actual. AGC, 2021

Maria Àngels García-Carpintero Sánchez-Miguel, L’Hospitalet, 10-09-2021

Als que han lluitat per millorar les condicions de vida. Als que ho expliquen.


[1] Codina, Jaume (1994) (2ª ed.). Inundacions al Delta del Llobregat. R. Dalmau ed., p. 9 i 10

[2] Codina, 1994, p. 15

[3] Codina, Jaume (1987). Els Pagesos de Provençana (984-1807). L’Hospitalet de Llobregat. Publicacions de la Abadia de Montserrat. Vol. I, p. 82

[4] Codina, 1987, I: 112.

[5] Codina, 1987, I: 227-229

[6] Codina, 1987, I: 573

[7] Codina, 1987, II: 168

[8] Codina, 1994, p. 26

[9] Diario del sitio y defensa de Barcelona (1713-1714) En: Álvarez, Clara (2010) El Conveni de l’Hospitalet. Guerra i vida quotidiana al segle XVIII.

[10] Mn. Joaquim Guiu “Nostra Senyora de Bellvitge”. Arxius parròquia Mare de Déu de Bellvitge.

[11] Marcé i Sanabra, Fr. (1994).Hospitalencs d’ahir. Ateneu de Cultura Popular, p. 157-160.

[12] Codina, J. (1987), o.c., Vol. III, p. 27-28

[13] Sanz i Parera, Miguel (1989) Pluges i inundacions a L’Hospitalet. Quadern d’estudi n. 7 Centre d’estudis de l’Hospitalet.

[14] El 1972, el rector de la parròquia de Mare de Déu de Bellvitge, Anton Raventós, porta a restaurar aquesta imatge petita a un antiquari.

[15] 05/02/72 Hospitalet. “Debemos hacerlo nosotros, dice la parroquia de Bellvitge refiriéndose a la restauración de la ermita”. La Vanguardia.

Devoció a la Mare de Déu de Bellvitge. les confraries.

Nostra Senyora de Bellvitge era venerada, des de molt antic a la capella de l’Àngel Custodi[1] del carrer Hospital de Barcelona. Joan Amades recull la llegenda de que els mariners li tenien molta devoció doncs els hi donava un “Bell viatge.” Segons Amades van ser els mariners els que van fer l’ermita.[2]

Cert és que al carrer Hospital, 38, on hi havia la capella de l’Àngel Custodi, encara es pot veure una placa amb una inscripció de 1462 que diu “Ntra. Sra. de Bellvitja” i que, el 1493, Barcelona donar la pedra necessària per a la nova restauració de l’ermita.

Portada del carrer Hospital. Composició on s’han resaltat les inscripcions. Del llibre d’A. Valcárcel Ermita de Bellvitge ayer y hoy. Del siglo XI al XXI.

La capella de l’Àngel Custodi va existir fins a 1882, quan s’obre una nova capella amb la mateixa advocació a Hostafrancs que passava de poble a barri i obtenia la seva parròquia.

Primera capella de l’Àngel Custodi que es va edificar a Hostafranc, substituint l’antiga del carrer Hospital

Des del segle XVI trobem notícies de romeries i de diverses confraries de la gent de la contrada (Sant Boi, Sants, El Prat…) que acudeixen a celebrar la seva festa o a demanar protecció davant les epidèmies de pesta.

1624 – “…la benedicció del terme en processó el dia de Santa Creu de maig, una romeria de Sant Boi a l’ermita de Bellvitge…”

1627 – “L’ermita de Bellvitge també mereix el beneplàcit del visitador. No hi ha deutes parroquials. Les confraries funcionen d’una manera regular.”[3]

La Reforma de Luter havia combatut molts dels dogmes que durant segles havien enrocat a l’Església Catòlica, com el de la «mare de déu», la infal·libilitat de el Papa o la intersecció dels Sants. L’Església de Roma afermarà els seus símbols, promovent una imatgeria que calaria profund enmig d’un ambient de guerra, fam i epidèmies. La mariologia creixeria exponencialment desbancant alguns sants als quals, en temps anteriors, les gents senzilles els tenien gran devoció perquè els sentien més humans i propers i els demanaven protecció davant del mal i que els hi donessin bona sort.

Mare de Déu de Bellvitge, 1956

En alguns documents i goigs s’anomena a la Mare de Déu de Bellvitge com “advocada contra la pesta”. Durant el segle XVII la “Confraria del Ciri en lloança de Nostra Senyora de Bellvija”, venien fins aquí a invocar-la a les festes patronals, el dia de la segona Pasqua, i a demanar protecció davant les epidèmies que assolaven la població.[4]Aquestes confraries eren com una mena de protecció social envers els més desfavorits dels gremis com vídues, infants i malalts.

1637 – 17 de Juny, “Acta del Consell de la Confraria de la Verge Maria de Bellvitge del carrer de l’Hospital de Barcelona. (…) Convocats y congregats en la Capella del Angel Custodi, construïda en lo carrer del Hospital, de la present ciutat de Barcelona, los confrares de la Confraria de Nostra Senyora de Bellvitja (…) anar a dita Capella ab música y altres solemnitats, y allí aportar un ciri per a fer-lo cremar davant la imatge de Nostra Senyora y fer celebrar un offici cantat, pregant a Maria Sacratíssima, que esta ciutat y habitants en aquella sien liberats y preservats de dit mal contagiós de pesta”.

Entre els oficis dels que composaven aquesta Germandat trobem els de: baster, sastre, retorcedor de seda, draper, corder, tapisser, taverner, hostaler, boter, sabater, droguer, tapiner, esparter, pedrenyaler, notari, jurista, fuster, mestre de cases, flequer, passamaner, ferrer, peller, calceter, pintor, carnisser, hortolà, moler, oller, calderer, mercader, negociant, revenedor, cirurgià, o matalasser.

El desig de festa, els rituals de pas, la trobada… formen part de la humanitat. Sovint les manifestacions religioses eren l’única manera d’expressió permesa. Jaume Codina ho expressa així parlant de 1702:

“La devoció de la gent de Marina i dels barcelonins de la Ribera s’hi manifestava en ex-vots particulars i en celebracions litúrgiques col·lectives que aplegaven bon nombre de participants, jovent sobretot, que feien decantar la festa cap a una manifestació de tipus profà amb ballades i jocs.”[5] 

1956. Romeria a l’ermita de Bellvitge. Foto d’Elvira Solà Adalid de El Prat de Llobregat.

Les festes en les que derivaven les celebracions religioses van ser un motiu de queixa –quan no de repressió- per part del clergat que ho mirava amb mals ulls.

Per l’acta de 1702 sabem que els confrares de Nostra Senyora de Bellvija es van unir als de Nostra Senyora de la Consolació, ambdues compartien llavors la Capella de l’Àngel Custodi, al cantó del carrer que va al convent de les germanes de Jerusalem (avui edifici de l’escola Massana). El 1725 l’abadessa d’aquest monestir declara davant notari que l’altar, i tot el que es troba a la capella de l’Àngel Custodi, és propi d’aquestes dues confraries, a més els concedeix permís per guardar els seus paraments i ornaments a un armari del convent.[6]

Escola Massana, antic convent femení on la confraria de la Mare de Déu de Bellvitge tenia un espai.

Al carrer Espaseria (o «dels sabaters» fins el segle XVI, quan es van instal·lar uns espasers), n’hi havia una imatge de la Mare de Déu de Bellvitge en una capelleta oberta a la façana d’una de les cases del veïnat. Joan Amades ens explica que la gent es reunia davant d’aquestes imatges amb les seves cadiretes per pregar o cantar. Van oferir una imatge a l’església de Sant Sebastià. Li demanaven protecció davant les epidèmies de pesta que assolaven la ciutat i venien cada dilluns de Pentecosta a l’ermita de Bellvitge.

Convent de Sant Sebastià a la plaça del mateix nom. Segle XIX

Les festes d’aquests carrers barcelonins ja no es celebren, però ens ha perviscut els goigs, el rètol del carrer Hospital i un banc que diu: “Confraria i germandat de carrer Hospital, 1766”.

L’únic banc que es va salvar de la crema de l’ermita de Bellvitge en 1936

Ja al segle XIX, al convent de Sant Sebastià dels Clergues Regulars Menors “caracciolins”, annex a l’Església del mateix nom[8], es reunia la Germandat de la Pia Unió de Nostra Senyora de Bellvitge, així ho manifesta un acta del 1819, en el que donen l’estat de comptes, renoven la junta i aproven fer un donatiu. Com exemple del clima de tensió que es vivia en aquells anys tan convulsos transcrivim l’inici de l’acta:

Convocat lo Consell general de la Pia-Unió de Nostra Senyora de Bellvitge, en una de les pesas (peça, part) de la Casa de Sant Sebastià de es ta ciutat, en virtut de permís de paraula concedit por lo il·lustre senyor don Joseph de Cherif, ministre del Crimen de la Reial Audiència, segons així ho ha manifestat lo algualcil Pere Ayats, present.”[9]

1924. Runes del claustre de Sant Sebastià.

Maria Àngels García-Carpintero Sánchez-Miguel, L’Hospitalet, 9, 9, 2021

Als que busquen la manera d’ajudar-se uns als altres.

[1] L’Àngel Custodi fa referència a l’àngel que va dir a Sant Vicenç Ferrer que “guardava la ciutat”, molt popular entre els barcelonins, d’aquí ve el nom de “Porta de l’Àngel”

[2] Amades, J. (1989). Imatges de la Mare de déu trobades a Catalunya. Barcelona: Selecta. Catalònia, p. 82-84.

[3] Codina, Jaume (1987), Els pagesos de Provençana. Publicacions de la Abadia de Montserrat, vol. II, p. 234

[4] Madurell, J. M. (1977) Fulls Històrics de l’Hospitalet de Llobregat. Notes documentals d’arxiu. Museu d’Història de la ciutat. Ajuntament de l’Hospitalet (Premi d’assaig d’investigació històrica “Ciutat de l’Hospitalet”, 1972). doc. 28, 29, 30 i 31 de 1637 i doc. 32 de 1638, p. 93-108.

[5] Codina, Jaume (1987), vol II, p. 506-507

[6] Madurell, doc. 34 (1702) i 35 (1725)

[7] Valcárcel, p. 94-96, cartes de 1771-1773

[8] L’església de Sant Sebastià es va fundar als inicis del segle XVI, com exvot per les epidèmies de pesta. El 1719 Felip V estableix el convent de Sant Sebastià dels Clergues Regulars Menors o “caracciolins” com a compensació per la pèrdua del seu convent a la Ciutadella. El convent va estar actiu entre 1719 i 1835. L’església (a la plaça d’Antonio López, abans plaça de Sant Sebastià) va ser enderrocada el 1909 amb l’ampliació de la Via Laietana.

[9] Madurell, doc. 36, p. 113-115

Els goigs a la marededéu de Bellvitge. Una de les marededéu trobades de Catalunya.

Goigs de Francesc Marcé i Sanabra a la marededéu de Bellvitge (1960) al camí dels Degotalls de Montserrat.

Els goigs són una composició poètica musical en llengua vernacular amb una tornada i vàries estrofes que als seus remots orígens nasqueren de les cançons de les trobadores i els trobadors, amb les que s’expressava el desig d’aquell amor que es basa en el consentiment. La forma profana d’aquests cants i balls es denomina «cobla», nom que encara perdura a Catalunya. Amb els anys, alguns derivaren en els anomenats “romanços de cec” o “auques”, altres van prendre una forma religiosa, els goigs.

La forma cantada va ser escrita, copiada i reelaborada pels monjos. Davant els desastres que els mateixos humans o les forces de la naturalesa provocaven, els «goigs», encara que van seguir portant aquest nom, es van convertir expressions de dolor i de súplica.

Encapcelament d’uns goigs antics del carrer Hospital de Barcelona. Imatge d’una marededéu «de vestir», amb un cap i un vestit com un cucurutxo.

A partir de la s. XVII, amb l’augment de l’ús de la impremta es van fer còpies i van quedar algunes versions en les confraries. Cada una era propietària de la mateixa lletra amb petites variacions, a mida que les regles d’ortografia anaven canviant. Així ens han arribat les col·leccions de goigs de cada lloc amb imatges que poden ser similars a les d’altres i que evolucionen al llarg del temps.

Goigs antics del Carrer Espaseria. A dalt, als costats, veiem imatges de Sant Sebastià i de Sant Jaume que també es troben al retaule de Sant Roc de l’Hospitalet.

La imatge que es posa a la part superior i els ornaments del voltant són diferents, depenen de l’època i de les possibilitats econòmiques de la confraria que els encarrega. Altres goigs d’altres llocs mostren imatges semblants ja que se solien utilitzar els segells que tenien les impremtes, encara que, de vegades, eren propietat de les confraries.

Goigs antics del carrer Espaseria amb imatges diferents

Vives i Sabaté va recollir 27 goigs impresos en nom de la marededéu de Bellvitge. Els classifica en quatre tipus:

  • Goigs catalans antics del carrer Hospital de Barcelona.
  • Goigs catalans i castellans antics del carrer Espaseria de Barcelona
  • Goigs catalans antics de l’Hospitalet de Llobregat.  
  • Goigs moderns del segle X. S’inclouen les noves lletres de Mn. Francesc Tena (1949) i de Francesc Marcé i Sanabra (1960).[1]

L’origen de les llegendes és encara més antic, com la que diu que la marededéu va ser trobada per un bou. Són imatges d’un antic primitivisme (el bou, el pastor, les forces naturals de la terra i el cel) que provenen dels mites antics. En ser reproduïdes en les incomptables marededéus trobades del territori són inscrites en la memòria col·lectiva d’un poble poc il·lustrat.

Goigs castellans del segle XIX, una imatge de Maria ben peculiar d’un estil naturalista malgrat els mites que reflecteix.

Joan Amades, com a bon arxiver, va fer un treball colossal recollint tradicions catalanes antigues. A la sèrie: «Goigs d’imatges de la Mare de Déu trobades a la noble ciutat de Barcelona», número 14, presenta els goigs del carrer Hospital, l’origen es remunta al s. XVII, amb una gramàtica actualitzada en el moment de l’edició (1971). Així diu la tornada:

“Essent tan Benefectora

Celestial Reina no errem

Quan devots us aclamem

De Bellvitge Protectora”.

Placa amb la inscripció «Nostra Senyora de Bellvitge» de 1462 al carrer Hospital de Bercelona. AGC

Els goigs del carrer Espaseria són anònims, com els de la carrer Hospital, però estan més elaborat i tenen una versió castellana. Solen començar així:

Puix de quants sou invocada

Vos dignau fer Protectora

Siau la nostra advocada

De Bellvitge gran Senyora.

El carrer Espaseria de Barcelona (abans dels sabaters) dona a Santa Maria del Mar. AGC

Les edicions en català tenen uns gravats ornamentals molt elaborats i en alguns dels castellans podem veure una imatge peculiar de la Verge a manera de nimfa, una imatge més alegre pròpia del temps de la Il·lustració que la que veiem als goigs antics.

Durant la Renaixença cultural de la Catalunya del s. XIX, que torna a promoure la llengua catalana després de llargs anys de submissió i conflictes, el ressorgir de les tradicions populars serà una qüestió reivindicativa.

El dia de Sant Jordi es celebrava un aplec organitzat per la parròquia de  l’Hospitalet. Als goigs antics de l’Hospitalet, ja no es demana protecció enfront de la pesta, però es recorda el fet.

Goigs antics de l’Hospitalet.

La tornada i una estrofa:

“Mare de Deu humanat,

Y dels bons homes protectora

En Bellvitja, gran senyora,

Mostreu-nos vostra pietat.

Barcelona per tot mal

Remey té en Vos, Reyna pia

Lo carrer del Hospital

Ho canta ab la Espaseria

Puig sent Vos la intercessora

De pesta s’han preservat”.

I el vuit de setembre la festa de les marededéus trobades, de les que Nostra Senyora de Bellvitge n’és una. En aquests goigs apareixen els noms que el folklore va adjudicar com el «Bell viatge«, un nom bonic i carregat de sentit en un lloc de pas com eren aquestes maresmes.

Goigs de 1960 de Francesc Marcé i Sanabra

Durant el segle XIX, gràcies a la canalització del riu Llobregat, els terrenys de la Marina, es converteixen en la zona més fèrtil de Barcelona. La Mare de Déu de Bellvitge serà llavors especialment venerada per gents de la ruralia el dia de St. Jordi i el de les marededéu trobades, el 8 de setembre i el de St. Isidre, al maig. L’ermita era considerada, llavors, la «parròquia dels pagesos» i a la Mare de Deu se la coneixia com «la pageseta«. A la guerra del francès es traslladà la imatge de Sant Isidre a l’ermita, el que obligà a celebrar aquí la seva festa.

Imatge de la marededéu de Bellvitge i la seba ermita de mitjans del segle XX


A partir del segle XX tenim els “goigs d’autor”.

Mn. Francesc Tena (l’Hospitalet 1921- Barcelona, 2015), va compondre uns goigs per la festivitat de la Mare de Déu de Bellvitge de 1949, quan va ser ordenat sacerdot i els paratges de Bellvitge eren encara bucòlics.

“Santa María la Camperola

dolça pagesa dels nostres camps

no us fa tristesa viure tan sola

amb sense llànties i sense rams?

(….)

Santa Maria la Pageseta

obriu encara la vostra mà

que ens beneeixi la vostra dreta

en nostra ruta vers el demà”.

Mn. Fr. Tena, 1949

Portada de 1949 de la celebració de Mn. FrancescTena

El 1960 Francesc Marcé i Sanabra escriu uns nous «goigs a llaor de Santa Maria de Bellvitge» (Contrallum hospitalenc, 1978), la estrofa està en una de les rajoles del «Camí dels Degotalls o de l’Magnificat, a Montserrat»

 “Des de l’ermita de Bellvitge,

Entre rosers, pollancs i pins,

Guieu tothora els nostres passos,

Reina i Senyora dels camins”

Camí dels Degotalls de Montserrat on trobarem la marededéu de Bellvitge. Foto: Remon Solé.

L’himne més recent compost a la Mare de Déu de Bellvitge és el que va escriure, el 1999, José M. Terrón, membre de la comunitat cristiana de la parròquia Mare de Céu de Bellvitge i porta per títol «Pastora de la Marina».  La instrumentació instrumentación “per a cor i cobla” es de Josep Martí i Montoliu.

“Reina y madre de Bellvitge,

Pastora de la Marina,

Hoy tu grey aquí reunida

Viene a implorarte favor.

Condúcela vigilante

Por sendas de amor y bien

Protege siempre a tu barrio

Y dale tu bendición”.


Imatge de l’ofrena de flors a l’ermita de Bellvitge el dia de la festa de les marededéu trobades, 8 de setembre. Parròquia Mare de Déu de Bellvitge.

Maria Àngels García-Carpintero Sánchez-Miguel, L’Hospitalet,8-9-2021

Als que cantant demanen, agraeixen i busquen la pau i el goig.

[1] Vives i Sabaté (1972) L’ermita de Bellvitge i els seus goigs. Ajuntament de l’Hospitalet.

L’ermita de Bellvitge al 1652

Imatge del llibre Jardín de María del P. Narcís Camós, 1857

El P. Fr. Narcís Camós (1621-1664), escriptor i religiós del convent de Sant Domènec de Girona va peregrinar, entre 1651 i 1653, en plena Guerra dels Segadors i d’epidèmies de pesta, per tots els racons de la Catalunya de l’època, visitant 1.028 santuaris marians, alguns de la Catalunya Nord, ja que va ser abans de l’escissió promulgada al «Tractat dels Pirineus» (1659).

1652. Mapa del setge de Barcelona de Giovanni A. Franco

Fruit d’aquesta activitat és l’obra, Jardín de María plantado en el principado de Cataluña escrita en 1657 (publicada a Barcelona), reeditada en 1772 a Girona i novament a Barcelona en 1949 per l’editorial Orbis, amb una nota preliminar d’Eduard Junyent, conservador del museu episcopal de Vic. Ordenades les capelles per bisbats, també s’han anat reeditant per zones: Berguedà, Urgell…

Portada del llibre «Jardín de María»

L’obra s’articula en nou «llibres», dedicats cadascun a un arxiprestat o bisbat amb les advocacions marianes de les capelles de la Catalunya de segle XVII: Barcelona, Tarragona, Girona, Tortosa, Lleida, Urgell, Vic, Elna, Solsona i Àger i Meià (la Noguera). Al final de cada llibre fa un inventari d’altres llocs de culte marians que no ha pogut visitar.

Al capítol XII del bisbat de Barcelona parla de l’ermita de Bellvitge. És la primera obra literària sobre aquest santuari marià. El P. Camós segueix un esquema: descripció del lloc, de la capella i de les imatges que observa en talles i retaules, així com dels ex-vots que troba; informacions diverses sobre confraries, processons i celebracions que poden interessar als devots, afegint un seguit d’elements llegendaris i miraculosos propis de la tradició oral.

Goigs antics del carrer Hospital de Barcelona

L’interès del P. Narcís Camós és prioritàriament religiós, és el temps de la Contrareforma espanyola que volia contrarestar el moviment de Reforma protestant de Lutero amb el culte marià, cal saber-ho, però, si deixem de banda els elements meravellosos i sobrenaturals propis del folklore i de la religiositat de l’època, trobem dades històriques importants com els noms de les rodalies o la descripció dels llocs i de les imatges d’aquell moment.

Les narracions de tradició oral que inclou tenen un origen molt antic, com la de la marededéu trobada per un bou i un pastor. Són imatges d’un antic primitivisme que remeten a les forces naturals de la terra i als mites antics, portadors d’un simbolisme pròpiament humà. En ser reaprofitats al sí del cristianisme i reproduïdes en les incomptables marededéus trobades del territori, són inscrites en la memòria col·lectiva d’un poble poc il·lustrat.

Portada del llibre del bisbat de Girona. Es veu la imatge d’una llegenda comú a les marededéus trobades.

Perquè l’obra del P. Camós, tot i que conté elements històrics, sent, com és, un llibre de viatges, és bàsicament literària, com ho són els goigs i les llegendes.

Partint d’aquestes observacions podem llegir el text de Narcís Camós i extreure els elements que considerem importants. El subratllat en negreta remarca algunes dades històriques

 “En el término de Santa Eulalia del Hospitalet, tiene casa y morada una imagen de Aquella que, por su excelencia, lo fue de Dios. Tienen muy grande amparo los fieles con esta su imagen, la cual se intitula de Bellvitja y esto sin duda (dejando otras razones por las cuales se podía llamar de esta manera) por razón de quien la halló o edificó su casa, el cual tendría este nombre, con que se quedó, desde que se manifestó con la siguiente maravilla”.

Imatge (de les més antigues que tenim) d’una capelleta que hi havia al carrer Hospital de Barcelona on es venerava la Mare de Déu de Bellvitge. Arxiu Gavin.

“LLamábase entonces esta parroquia Santa Eulalia de Provençana (cuya iglesia se conservó hasta nuestros tiempos, en que por la guerra fue destruida en mucha parte), de la cual fue sufragánea, la que hoy tiene con el título arriba dicho. Había pues una casa de labrador, que se llamaba Esferrer, como dicen algunos, de la cual, cuando salían los bueyes a pacer o al trabajo, se partía uno de ellos y con mucha prisa se iba al lugar donde hoy está dicha capilla. Fue esto advertido algunas veces y como le volviesen presto a cobrar no advirtieron que iba, hasta que se confirmó con otra maravillosa señal, que fue ver algunos días particulares una luz muy ardiente en aquel lugar. Apresuráronse con aquello por lo que antes eran tardos, y fueron a dicho lugar, donde hallaron la santa imagen que estaba dentro de la cueva, en la parte del evangelio, aunque cerrada de algunos años a esta parte.

Ca l’Esquerrer a la Carretera del mig és una de les masies de la Marina del segle XVI millor conservades.

Moviose con esto mucha devoción y edificósele capilla hacia poniente, cuyo sitio y tierra necesaria para su edificio dio la casa llamada de muchos años, Famada. Amplificose por el tiempo dicha capilla y se hizo un retablo a lo moderno, en la cual estuvo dicha santa imagen hasta los años 1652, en que, por los efectos de la guerra, faltó de la manera que sabe Dios, y por esto hicieron otra de nueva en su lugar, la cual es de madera, está sentada y tiene el Niño Jesús en el brazo izquierdo. De alto tiene poco más de cinco palmos.

Carrer Femades o Angulo, cantonada Carretera Hospitalet-Cornellà. Masia Museu Casa Serra. Foto: AGC, 2020

Visítanla con procesión de su parroquia el día de la Anunciación y la festejan mucho también el día de su Natividad, que acuden mucha gente a visitarla y de Barcelona, a más de que la visitan muchos entre año; principalmente acuden, el lunes de Pentecostés, de la calle Espaseria, con muy grande efecto de devoción.”

Imatge del llibre de Fr. Marcé i Sanabra: 25 Imatges de l’Hospitalet. Museu d’Història de la Ciutat

Maria Àngels García-Carpintero Sánchez-Miguel, l’Hospitalet, 28/8/2021

Als viatgers i a les viatgeres que documenten el que observen i coneixen.

Masies de la Marina de l’Hospitalet a Bellvitge i els seus voltants

L’ermita de Bellvitge a començaments del segle XX. Foto: Centre d’estudis de l’Hospitalet.

Del  primer lloc de la Marina que en tenim constància, mil anys enllà, encara en trobem vestigis, era el reg d’Amalvígia, citat entre els segles X-XIII. La propietària Amalvigia era, probablement, família del llavors vescomte de Barcelona. El 1001 es ven la propietat, que al 995 només era un prat junt a un rec i a un curs mort del riu (Llobregadell vell), amb terra, casa, cort, pou i arbres a Banyols. Sembla que aquesta casa seria el mas de Malvige, amb església, de 1057 i, posteriorment (s. XIII), l’ ermita de Bellvitge. Tot i que hem qüestionat la evolució dels noms, tot apunta a que seria el mateix lloc.

A més dels usos espirituals o d’enterrament que pogués tenir la capella, els voltants eren terres conreades i ermes (per a pastura dels ramats) on treballaven les persones que tenien cura de l’ermita i altres pagesos i pastors.

Els Campreciós eren pagesos que treballaven a prop de l’ermita a la que estimaven i cuidaven. Joaquim Campreciós va fer el camí que portava de la Gran Via a l’ermita on hi va plantar pins i rosers. Mentre el feia pensava que si li deien alguna cosa ho deixaria de fer, però com que no li van dir res, el va acabar[1]. Els que vinguérem al barri als inicis coneguérem aquell camí.

Joan Casas al primer conte de Pols de terrat: “Un cinturó de joncs”, ens remet als paisatges encara bucòlics de l’ermita durant les seves transformacions.

“Sobre els camps daurats, a punt de sega, amb farbalans de patateres i feixes de cols, bledes, enciams i carxofers, es veia la rotllana de xiprers que encerclava l’ermita. Més enllà la carretera era un riu incessant de camions i cotxes. (…) Van deixar les bicicletes davant la porta de l’ermita, dins el tancat de boix, llorer i baladres. (…) Van trucar a la porteta del costat, on els ermitans tenien la casa i venien berenar i begudes. (…) Estirà la galleda que tenia al fons del pou, amb la beguda fresca i en va treure les dues gracioses…”(Casas, 1980: 17-19).

Des de la primera meitat del segle XVI ja existia una vintena de masies en la Marina hospitalenca, alguna de les quals s’han conservat fins ara i es mantenen a la vora de Bellvitge, com la de Ca l’Esquerrer, a la Carretera del Mig o “Camí del Mig” com apareix anomenat des de principis del segle XIII, més o menys com la barca de passatge per creuar el riu i l’ermita de Bellvitge.

Als terrenys que ara ocupa Bellvitge n’hi havia algunes masies i altresmés a les vores mateixes, d’algunes ja hem parlat, farem un recull amb aquestes i altres que ens són menys conegudes.

Al bell mig, a la Rambla Marina, on ara hi ha el metro, s’alçava Cal Rei que va resistir fins que van urbanitzar l’eix central del barri.

1970. Cal Rei al mig de la Rambla Marina. Foto AVV.

A l’Avinguda d’Europa, al lloc que ara ocupa l’institut Europa, hi era Can Creixells o Cal Tubau.la masia on va néixer la puntaire Rosa Creixells i Valls.

Can Creixells, on ara està l’institut Europa.

Cal Miquel del Ros o Manso Guinardí, estava sota la Gran Via, era una antiga vaqueria que, als anys 30, era propietat de Joan Vinyals Segalés. Quan es van fer els plans d’aquest tram de la Ronda Litoral, als anys 70, es van expropiar moltes masies com aquesta i Cal Xic de la Barca, situada una mica més cap a l’oest. Només ens resten les fotografies i alguns records.

Cal Miquel Ros, 1980

A l’altra banda de la Gran Via, es conserven algunes, amb usos diferents als estrictament agrícoles,

Cal Rovira ó “Casa Llarga” estàsituada al camí de Pau Redó, 8, entre l’hospital oncològic i les instal·lacions del Tenis Gran Via. En l’actualitat els néts dels Rovira han reformat la masia i l’han convertit en un estudio fotogràfic.

Cal Capellà és al carrer Feixa Llarga, entre la Ronda litoral i la Zona Franca, darrera de la Gran Via, era una antiga masia que ha perdurat gràcies a la gestió i l’interès dels seus propietaris que han fet d’ella una masia restaurant.

Cal Capellà, avui restaurant Marina. El Sr. Masferrer, propietari amb la seva dona Mª Àngels Malet, treballant un hort que encara és regat pel Canal de la Infanta. Foto: AGC, 2021.

A la carretera antiga del Prat, actualment al carrer Ciències amb Salvador Espriu, al polígon Pedrosa i a tocar del sector conegut com Gran Via II, es troba Can Gotlla, molt reformada. Actualment és la seu del Consorci de la Reforma de la Gran Via a L’Hospitalet, el que no deixa de resultar irònic, ja que aquests plans estan canviat el poc vestigi rural que ens queda pel totxo i el ciment.

Cal Gotlla, on es fan els plans de Reforma de la Gran Via. Foto: AGC., 2021.

La Torre Gran, a tocar del riu, una casa pairalque fins fa poc explotava les terres del voltant i que actualment està en greu estat d’abandonament.

La Torre Gran. Foto: AGC, 2021.

De Can Jaume la Vidala (també anomenat Cal Terol·lo) de la que només queda alguna façana a prop de les cotxeres de TMB. Al 2009 llegíem:

ECODIARI “L’Associació Els Verds» ha presentat una denúncia davant la fiscalia de Medi Ambient del Tribunal Superior de Justícia ( TSJC) per l’estat de degradació que és troba el sector de Cal Jaume de la Vidala de L’ Hospitalet de Llobregat. Aquesta zona és troba un abocador il·legal de residus, de neumàtics, de peces de cotxes, de productes químics, de runa que constitueix un perill de contaminació del subsòl, de l’aqüífer així com de ris d’incendi. El sector de Cal Jaume de la Vidala és troba dins del districte econòmic de  L’Hospitalet i és troba limitat per la Gran Via, el camí de Cal Pau Redó, la carretera antiga del Prat i la Ronda Litoral. Aquest terrenys formen part de particulars, de RENFE i de l’Ajuntament de L’ Hospitalet”. 

A la Feixa Llarga, encara trobem Can Masover Nou del segle XVII, abandonada i molt malmesa, amenaça runa amb esquerdes als murs finestres esbotzades i enfonsament parcial de la teulada de sobre les golfes.

Cal Masover Nou en greu estat d’abandonament. Foto: AGC, 2021.

Una mica més amunt, al camí de la Cadena, al final de la Travessia Industrial, encara perdura Can Trabal amb una extensa zona agrària al seu voltant que encara és regada amb el Canal de la Infanta. Actualment amenaçada pels plans que volen canviar la qualificació del terreny.

Can Trabal encara és regat amb el Canal de la Infanta, al costat, horts urbans.

Ambdues tenen més de 200 anys d’història cadascuna.

Ca l’Esquerrer és una casa senyorial de finals del segle XVI, a la Carretera del Mig, a tocar de Cornellà. Està ben conservada, els amos tenen un pàrquing al costat, no ens van permetre l’accés per a fer fotos des de l’exterior.

Al que ara és la Travessia Industrial n’hi havia unes quantes: A tocar amb l’Avinguda Mare de Déu de Bellvitge es trobava Can Bengala, més cap a la Rambla de la Marina, Cal Pepet de la Casa Llarga i a l’altra banda de la Rambla, cap a l’Avinguda Fabregada, Cal Quimet Garro i Can Pere la Coixa.

1967. El Carrer Prat de Bellvitge a tocar de la Travessia Industrial, es poden veure Can Bengala i Cal Pepet de la Casa Llarga a tocar de la Rambla Marina.

Entre la Travessia Industrial i la Carretera del Mig n’hi havia moltes masies de les que només mencionarem algunes més properes al nostre barri.

El Passatge Can Polític ens recorda una de les masies de les que hi havia, Can Marcé i molt a prop Can Durban.

Ca la Marieta, a la Carretera del Mig, entre la Fabregada i la Riera dels Frares, avui núm. 74, abans número 30 i antigament al Barrí de la Marina núm.159 és una masia ocupada per la família Campamà des de l’any 1860. Al costat de Ca la Marieta, hi havia Ca la Farrereta i davant seu Cal Xic de la Laieta.[2]

A la Carretera del Mig, hi havia una altra masia, avui desapareguda, que li deien Can Modolell (no s’ha de confondre amb Can Modolell de la Torre, de la que ens queda la Talaia). Can Modolell, estava situada entre el Carrer de Campoamor i les vies del tren, al que havia estat “Barri de la Marina”.

Can Modolell, a tocar del Carrer Campoamor. Foto: Mauricio Martínez Espada.

Una de las poques masies de la Marina que perduren a l’Hospitalet és la de Can Salvador del Roig, de la família Colominas, al Carrer de Sant Roc amb el camí de la Riereta, tocant a l’Avinguda Carrilet, on fa poc temps van enderrocar les masies de Can Mas (o Cal Senyor) i de Can Borni, que havia estat seu de l’escola bressol Patufet.

Cal Peret massaguer a la Rambla Marina entre la carretera del Mig i l’Avinguda Carrilet. Per aquest camí anàvem alguns dels primers infants de Bellvitge a l’escola de Can Bori.

A la Marina, en el territori que anava des de la via del Carrilet (inaugurat l’any 1912) fins el mar, hi havia a l’inici del segle XX, més de 150 masies!. En donarem comte de totes les que puguem.

Maria Àngels Garcia-Carpintero Sánchez-Miguel, l’Hospitalet, 03-06-2021

Als i a les que es senten dfraudats amb els canvis que aquesta ciutat fa i ha fet.


[1]Arxius de la parròquia de la Mare de Déu de Bellvitge.

[2] Campamà, Josep (2015) “Quan Bellvitge eren camps”, conferència a Bellvitge 50.